El ataque de las "marujo-nurses"




Llego al Centro de Salud unos diez minutos antes de que comiencen las extracciones tal como me aconsejó mi médico y mi propia experiencia de muchos años dicta.  Hay poca gente y me siento a esperar volante en mano mientras contemplo cómo las marujo-nurses con sus peinados de peluquería y sus relojes y pulseras de oro entran, salen, van y vienen atendiendo a una criatura de unos once años que tiene miedo a las agujas.

Me llaman.  Atravieso la sala infestada de marujo-nurses moviéndose de un lado a otro.  Veo un espacio medio vacío que supongo será donde debo colocarme: una silla con una diminuta mesa preparada para la sangría,  separada por un biombo del otro cubículo donde se encuentra la niña rodeada de señoras de bata blanca hablando muy (demasiado) alto y convirtiendo el lugar en un gallinero donde es imposible que una niña y no digamos una adulta, se puedan relajar.  En estas aparece una marujo-nurse desde detrás del biombo,  doy por sentado que será la persona que me perfore hoy la vena y la inquietud se me apodera al ver cómo la mujer mira a cualquier parte menos a mí mientras sujeta la palomilla que en breves ha de formar parte de mi anatomía.  Por fin se despista un momento y mira hacia mí mientras espeta “dejadla que está muy nerviosa” y sin poderlo evitar un resorte me empuja y me levanto de la silla para decirle “y a mí me habéis puesto nerviosa”.  Silencio sepulcral.


La madre de la niña me mira agradecida mientras recoge a su retoño para encaminarse al hospital donde buscar medios más apropiados.  Mi marujo-nurse me pide que tome asiento y se convierte en una especie de ángel profesional y en un suspiro me encuentro saliendo triunfante de la sala de extracciones con una tirita nueva y contenta de que a veces (y sólo a veces) vale la pena un grito sincero.


Comentarios

Un paseante ha dicho que…
Yo vivo en una permanente contradicción con respecto a este tipo de funcionarios públicos: aunque de momento -cruzo los dedos- no he tenido mucha relación con ellos, he oido historias de todo tipo. Como siempre, la cosa depende de con quién damos: los habrá malos, buenos y regulares. Pero a este tipo de profesionales se les exige -sin excusa de ningún tipo- que tengan un plus de empatía: nadie les obligó a trabajar en en la sanidad, y nadie va a esos sitios si no es por obligación.

Así que bien hecho: si no saben comportarse, que aprendan. Y además, su sueldo lo pagamos nosotros.
Quien está de cara al público debería contar con grandes dosis de empatía, y más en algunos ámbitos. Personalmente, me derrota tener que lidiar con personal de la administración, Últimamente vengo dándole vueltas a la idea de hacerme con una grabadora para capturar algunas jugosas conversaciones que sé que tendrán lugar. Lo he intentado con el móvil pero no funcionó. Saludos, enhorabuena por el grito, necesitamos gente valiente como tú :)
Silvia ha dicho que…
¿Y por qué todas llevan rebequitas azul marino? ¿Alguien me lo puede explicar?

Yo soy tan dócil a la hora de dejarme vampirizar que creo que ellas lo notan y a su vez se relajan, y me tratan de manera casi humana. Soy una friki, pero me gusta que me saquen sangre.

Atlántida ha dicho que…
bueno, por la parte que me toca directamente que te voy a decir. ..Respondiendo a Silvia, las rebequitas azules son porque nos las daban como parte del uniforme antiguamente para el frío, ahora dan siempre batas.
La verdad es que yo a veces me decepciono por la falta de profesionalidad de ciertos compañeros/as, a veces se olvidan de que están atendiendo personas y eso me hace sentir vergüenza, por no hablar del paternalismo que aparece a veces, el comportamiento de unos pocos afecta a la profesionalidad de muchos y no me parece justo.
¡ah y Paseante! eso de que los demás nos pagan el sueldo no es exactamente verdad, a mí también se me descuenta de mi nomina el tanto por ciento correspondiente a la seguridad social que por cierto no es poco, además, no creo que sea tu caso, pero he oído con frecuencia esa frase en pacientes para justificar que se le había de servir a modo de criada, ejemplo: estás aquí para hacer absolutamente todo lo que yo te mande. Por otro lado, en todo caso si me pagan no es porque tu pagues la seguridad social si no porque yo realizo un trabajo, que dentro de mis posibilidades trato de desarrollar con la mayor eficacia y eficiencia posible, lo siento, pero no todos los funcionarios son iguales, no es justo generalizar. Y dicho esto, me parece muy bien Pensadora que pusieras a esas maruja nurses que tú dices, en su sitio, que por cierto, no deberían llevar ni joyas ni la uñas pintadas (transmiten microorganismo).
Bubo ha dicho que…
De pequeño le tenía mas miedo a mi madre que a las agujas. Así que montar un pollo delante de una enfermera o un dentista lo veía impensable. Ahora las miro y ya se encargarán ellas de que la extrcción vaya bien.

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