Alegría
Al acercarme a la cola del súper me sentí molesta pues tenía
delante una chica con un carro rebosante y una anciana con pinta de lenta. Y yo tenía prisa.
Llegó el turno de la anciana y la cajera le llamó por su
nombre. Alegría sonreía mientras giraba
la cabeza hacia un lado poniendo el oído derecho dirigido a la voz que le
sugería el importe a pagar. Y siguió
sonriendo mientras le pedía a la cajera que alguien le acompañara a buscar una
cosa que no se acordaba como se llama pero que si la veía, lo sabría. Y llamaron a otra muchacha que tomó el brazo
de Alegría para acompañarla en busca del producto fantasma.
Sonreían ambas mientras se alejaban de la caja donde yo,
inevitablemente, había empezado a sonreír olvidando todas las prisas.
Gracias Alegría por alegrarme el día.
Comentarios
Guapo Lolindir!
Así es Miguel Angel, entonces entendemos aquello de "respeta a tus mayores", porque te estarás respetando a tí mismo y a tu futuro.
Salud!