Alegría



Al acercarme a la cola del súper me sentí molesta pues tenía delante una chica con un carro rebosante y una anciana con pinta de lenta.  Y yo tenía prisa.

Llegó el turno de la anciana y la cajera le llamó por su nombre.  Alegría sonreía mientras giraba la cabeza hacia un lado poniendo el oído derecho dirigido a la voz que le sugería el importe a pagar.  Y siguió sonriendo mientras le pedía a la cajera que alguien le acompañara a buscar una cosa que no se acordaba como se llama pero que si la veía, lo sabría.  Y llamaron a otra muchacha que tomó el brazo de Alegría para acompañarla en busca del producto fantasma. 

Sonreían ambas mientras se alejaban de la caja donde yo, inevitablemente, había empezado a sonreír olvidando todas las prisas.

Gracias Alegría por alegrarme el día.

Comentarios

Silvia ha dicho que…
Gracias, Pensadora, por continuar la cadena de la alegría. Encantada de leerte otra vez.
Lolindir Palantir ha dicho que…
emocionante!
Los más jóvenes no caemos en que algún días seremos ancianos, lentos y "empanados". A veces algún viejito nos recuerda lo que de humanos tenemos. ¡Alegría de vivir!
PENSADORA ha dicho que…
Gracias a tí , Silvia, por estar ahí.

Guapo Lolindir!

Así es Miguel Angel, entonces entendemos aquello de "respeta a tus mayores", porque te estarás respetando a tí mismo y a tu futuro.

Salud!

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