¡TEN CUIDADO!

Cuántas veces nos tenemos que oír esta frase….

En muchísimas ocasiones de nuestra vida; cuando somos pequeños: “ten cuidado que te vas a caer”, “ten cuidado que te vas a hacer mal”; cuando estamos estudiando: “vale, pero ten cuidado no te pillen la chuleta”, “ten cuidado con el profesor de Mates que es un burro”; cuando empezamos a salir: “ten cuidado no te pongan algo en la bebida”, “ten cuidado con esa minifalda”; y cuando el tiempo pasa… “ten cuidado con ese que me han dicho que es un capullo”, “ten cuidado no te enamores”…

¿Cuánto cuidado tenemos que tener en nuestra vida para no hacernos daño? ¿para no sufrir?... ¿PARA NO SENTIR?...

Ayer hablé del miedo… sinceramente… esa tremenda frase “ten cuidado” me parece una de las más irracionales de nuestro vocabulario. Por supuesto que hay que tener cuidado, cuidado de nosotros mismos, cuidado personal para evitar enfermedades, cuidado laboral para no tener accidentes, cuidado especial con las cosas que hacemos y que dependen de nosotros. Pero muchísimas cosas de nuestra vida NO dependen de nosotros. Amigos internautas, hablemos del miedo.

Últimamente me he interesado mucho por un señor que lamentablemente falleció el verano pasado, se llamaba Albert Ellis y era un psicólogo que desarrolló una teoría y con ella una terapia en la cual tengo auténtica fé. Se trata de la “TERAPIA RACIONAL EMOTIVA CONDUCTUAL”. Según esta teoría no son las cosas que nos pasan las que nos hacen sufrir, sino lo que pensamos sobre ellas y este pensamiento es el que nos lleva a adquirir conductas que pueden ser autodestructivas. Se trata de modificar el pensamiento, de educarnos para pensar de una manera racional, tras este pensamiento racional adquiriremos sentimientos más adaptados a la realidad y por tanto conductas que vayan en nuestro propio beneficio.

Tras su teoría, Ellis desarrolló un decálogo del pensamiento irracional que no os voy a enumerar aquí pues sería un poco tedio y alargaría este post cosa que no deseo. Hoy me quiero centrar en una de ellas, la que tiene que ver con el miedo. Un pensamiento irracional es:

“Si algo es o puede ser peligroso, debo sentirme terriblemente inquieto por ello y debo pensar constantemente en la posibilidad de que ocurra”. “Es mejor evitar riesgos para mantenerme protegido”.

Grave error amigos internautas ( a mi parecer, claro). No digo que si tenemos la certeza de que, por ejemplo, una carretera está cortada y tenemos un montón de señales que nos lo dicen, pasemos de las señales y terminemos tirándonos por un acantilado al más puro estilo Thelma y Louise , no. Pero sí sería buena cosa aprender a escucharnos a nosotros mismos y a darle la oportunidad a las cosas que nos pasan para aprender lecciones. Nuestros peores temores se cumplen porque los tenemos, no porque sean reales por ciencia infusa o por algún factor mágico. Esa frase de “me lo temía” nos deja poco margen de error pues así nos pensamos que podríamos haber hecho algo para evitar cosas que a veces son inevitables y que no dependen de nosotros.

Lo mejor sería pasar por la vida con el mínimo miedo imprescindible, es decir, el que nos mantiene alerta cuando nuestra vida REALMENTE corre peligro. Pero no considero que sea sano vivir con miedo a cualquiera de las cosas que nos puedan pasar.

Nuestros familiares, amigos, pareja que nos quieren no suelen ser objetivos precisamente por ese amor que nos profesan. Su intención siempre será la de protegernos con el eterno “ten cuidado” y ... ¡menudo compromiso! Porque el día que metemos la pata y nos hacemos daño nos hacen sentir como si toda la culpa de lo que nos ocurre fuera nuestra y NO, no señor. No todo depende de nosotros y hay veces que nos toca sufrir un poquito y aprender de la vida y las cosas que nos pasan y esto, lamentablemente, no se puede evitar. Y aunque tengan razón, señores, no olvidemos que somos humanos y por lo tanto falibles, podemos cometer errores.

Para mí, un error sería no apostar por algo en lo que creemos desde nuestro interior. Intentar mantenernos asépticos de la vida es lo que nos puede hacer sufrir más y de una manera profunda pues pasaríamos a la irracionalidad. Corramos riesgos entonces y aprendamos a enfrentar nuestros miedos, os aseguro por experiencia que la sensación de vértigo, la ansiedad a lo desconocido pasa en el momento en que nos atrevemos a enfrentar nuestras dudas y si, lamentablemente, nos damos el “tozolón” como ya nos advirtieron, no olvidemos que por nuestra condición humana podemos volvernos a levantar cuantas veces queramos de un mismo golpe y al final, gracias a la experiencia, el mismo golpe terminará convirtiéndose en una simple caricia además de una lección que seguro nos convertirá en mejores personas.

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