NI TAN CALVO, NI CON DOS PELUCAS
Cierto es que en los últimos años el clima anda raro. Y cierto es que de cada cosa “rara” que pasa, existen precedentes. Los abuelos siempre se acuerdan de la sequía de hace 30 años, de la gran nevada de abril de mil novecientos sesenta y tantos o de los 20 grados en el Enero de mil ochocientos ochenta y tantos. Pero lo de este año es inhumano o al menos no recuerdo yo una temporada tan soleada desde que vivo en un lugar donde se suceden las estaciones. Ha hecho frío, sí. Pero poco rato. Ha llovido, sí. Pero muy poca cantidad. Lo que más ha habido ha sido mucho aire y mucho sol, todo desde mediados del año pasado y nunca me imaginé que diría esto, pero tengo ganas de unos días de lluvia, o de nieve, me da igual siempre y cuando el cielo se cubra una temporadita y se humedezca el ambiente. Que se limpie la atmósfera y de paso, se rellenen las reservas porque al final nos vamos a terminar calzando babuchas beduinas y el pirineo se va a parecer cada vez más al atlas. No sé yo si es...