Este año comenzó difícil, de repente parecía como si todo se sucediera en una película y las cosas que una quería pudieran ir desapareciendo mientras sólo podía contemplar desde lejos cómo todo cambiaba de rumbo hacia nuevos y desconocidos puertos. El tiempo corre, con él se suceden los acontecimientos y, aunque una quiera detenerse, la vida tiene su propia ley y para bien o para mal nos va situando en el lugar que ella considera oportuno. Pocas veces en el lugar que una sueña. Así, en menos tiempo del esperado, encuentra una un nuevo hogar y una nueva una, en apariencia más débil pero en realidad más en contacto consigo misma, con sus errores y aciertos, con sus miedos, sus realidades y lo que es mejor: sus sentimientos. Los humanitos (al menos los que nos preguntamos cosas) nos encontramos y desencontramos continuamente. Es lo que nos hace avanzar. Con cada desencuentro se produce, tarde o temprano, un encuentro: con uno mismo, con alguien o con algo. La cuestión es sacarle el máximo...