Montaña y pareja

Desde que retomé la montaña he parado poco en las consideraciones filosóficas y sociales de la práctica de esta bella afición. Pero hoy, leyendo un post en un blog de montaña, se me ha ocurrido pensar en la influencia que ejerce nuestro apetito de alturas sobre nuestras vidas sociales y especialmente nuestras vidas de pareja. Pienso en la cantidad de amigos y compañeros de monte que realizan su actividad carentes de pareja: unos porque no la tienen y otros porque no comparten la afición con sus novias/mujeres. Y pienso también en lo que supone para esas mujeres el quedarse, fin de semana si y fin de semana también, solas en casa con o sin prole. Supongo que en la mayoría de los casos se trata de un pacto conocido y aceptado pues es bien cierto que las personas que gustamos de la montaña somos auténticos adictos difíciles de desenganchar y la montaña viene con nosotros como en un pack inseparable de esos del mercadona. Siempre pienso en los casos de las muj...