Ayer viendo la tele sufrí lo indecible cuando me di cuenta de que, tiempo atrás, la información que los médicos daban directamente a los pacientes era más bien escasa. Como si, para entonces, resultara más humano mantener a un paciente grave en la ignorancia que darle la posibilidad de enfrentarse a sabiendas a su propia enfermedad. No creo que esa sea la mejor manera de mantener a un paciente tranquilo. Más que nada porque por muy tonto que se sea, el cuerpo es el cuerpo y ese sí que lo sentimos todos. Todos somos conscientes de nuestros cuerpos, de nuestros dolores, de nuestros malestares y difícilmente podemos engañarnos ante una enfermedad manifiesta. En el capítulo que vi ayer, Merche era diagnosticada de un cáncer de mama, pero el médico no se lo comunicó a ella sino a su marido. En 1980, por lo visto, los médicos mandaban a las pacientes al quirófano haciéndoles creer que les iban a realizar una pequeña intervención sencilla cuando lo que realmente iba a ocurrir, e...