Cuestión de voluntad (o querer)

Como responsable de un departamento de prestación de servicios, me suelo encontrar en la situación de atender reclamaciones de clientes que, como reza el dicho: “siempre tienen la razón”. Y lo cierto es que la tienen. He comprobado que la mayoría de veces que se produce una insatisfacción y por ende, una reclamación, ésta se podría haber evitado con un simple “vistazo” antes de entregar un trabajo que consideramos finalizado. En mi opinión, esto es una cuestión de voluntad: de querer hacerlo bien e invertir un pelín de esfuerzo en comprobar y asegurar nuestra labor. Querer hacer las cosas bien no tiene por qué suponer un perfeccionismo patológico. No se trata de alcanzar la perfección, sino simplemente de buscarla (aún sabiendo que nunca se alcanza). Cuando uno cree en sí mismo y hace las cosas con conciencia, interés, atención y voluntad, éstas salen bien casi por sí solas. No perfectas, pero casi. Muchos me diréis ¿cómo poner volun...