EL PLACER DE NO SABER LO QUE SE QUIERE
Si se tiene la costumbre de luchar, de tener algún objetivo, de plantearse metas de esas que no dependen de uno; puede resultar la mar de placentero encontrarse un día con la liberación de haberlo olvidado todo y, de repente, como si de una revelación se tratara, no saber lo que se quiere.
En ese momento se abre un mundo nuevo de posibilidades y, ante la idea de que todo es posible, la sensación de libertad se sublima.
Comentarios
Será más bien miedo a lo desconocido, a no tener el control... pero ese miedo se pasa cuando uno se tiene a sí mismo y entiende que lo demás es accesorio.
Salud! y buena semana!
A veces no nos damos cuenta de las cadenas que nosotros mismos nos imponemos.
En fin... desbarradas mías.
Salud!
Sin responsabilidades, la libertad es tan inmensa que el primer pensamiento es de una cierta angustia... Reconozco que podría romper con todo e iniciar algo nuevo a 2680 Km de aquí...Nada me ata, solo los recuerdos, de lo q pudo ser y no fue... Estoy solo en el mundo.