La receta casi perfecta: Walter Mitty




Ayer llegamos temprano al cine. Tanto que tuvimos que sentarnos frente a la puerta de la sala a esperar que terminara la sesión anterior y, unos veinte minutos antes de la hora prevista, salen de la sala un grupo de adolescentes que primero nos tranquilizan “no ha terminado todavía” y luego espetan “¡es muy aburrida!”.

Bien, empezamos bien. Yo que me traigo a Bonito del Norte casi arrastrando, con la excusa de que “seguro que nos reímos” porque me pienso que Ben Stiller “pa eso está” y van las mocosas estas y me chafan el plan a la primera de cambio. Porque aunque sé que no se trata de una de las típicas comedias de este actor, sí tengo la sensación de que esa película me va a gustar y por eso no he querido leer críticas ni informarme. Me gusta llegar “virgen” a este tipo de cosas que yo sé que me pueden emocionar. 

Y así fue. Me reí, por supuesto. Pero lo que más me hizo disfrutar fue esa receta de cine que a mí tanto me gusta: bellos paisajes y buena música. Para qué quiero más, Walter Mitty me llevó a Islandia y al Himalaya, todo aderezado con un montón de José González, una pizca de Arcade Fire e incluso un trocito de David Bowie. Una receta casi perfecta.




Comentarios

POL ha dicho que…
A mí también me gusta llegar virgen a las pelis, y a los libros, ...
PENSADORA ha dicho que…
¡ni al matrimonio! jajaja!!

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