Mi propia memoria histórica
Hace frío en la calle y, desde mi caldeado despacho,
mientras intento concentrarme sin conseguirlo, me asaltan los recuerdos de
inviernos mucho peores. Recuerdo noches
de insomnio y mañanas de cansancio.
Recuerdo la báscula burlona que no superaba los 60kg a pesar de los
empachos de chocolate. Recuerdo miedos,
angustias, caídas y recuperaciones.
También recuerdo los consejos de los amigos, de la
familia. La ayuda recibida. La ayuda pedida y no encontrada. Años buenos y años malos. Toda una temporada de altibajos.
Ahora que todo parece calmo, quiero recordar no para
recrearme sino para no olvidar que un día estuve allí y que, aunque ahora todo
sonría, otros pueden encontrarse en esa situación. Que no me falle la memoria. Que recuerde siempre para otros mi
experiencia y que sirva de ayuda. Porque
tan pronto se puede estar aquí como al otro lado.
Palabra de Pensadora.
Comentarios
Las cosas que nos ocurrieron siempre estarán allí con sus consecuencias pero ya que no las podemos hacer desaparecer, sí podemos hacerlas más pequeñas y reubicarlas en una maleta con ruedas que siempre está allí pero es fácil de transportar.
Salud!