Quieta
Hace unos días (o meses, parece que por este blog el tiempo últimamente
pasa raro) hablaba sobre el superhombre y esa especie de envidia sana que me
daban estos ejemplares pseudos-perfectos. Hoy me acerco a esa cuestión, pero desde la
autocrítica.
Empieza el otoño y, aparte de mi tradicional “ataque de la
marmota”, extrañamente noto ganas de mal tiempo, de quietud. Y esque llevo un tiempo que no paro (casi como una supermujer), cosa que
es buena porque eso significa que estoy viviendo pero para disfrutar lo vivido
hace falta retrospectiva y para tenerla hace falta quietud.
De vez en cuando hay que “estar quieta”, tomar aire y
repasar lo vivido para ordenar recuerdos, ideas y sobre todo profundizar en lo aprendido.
Palabra de pensadora
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