Katmandú
Hoy cierro los ojos y lo primero que me viene a la memoria
es la canción de “Fleet Foxes” que sonaba en mis auriculares del avión que daba
bandazos mientras intentaba aterrizar atravesando montañas y tormentas. Respiraba profundo y apretaba la mano de
Bonito del Norte como si en lugar de estar llegando a un exótico destino,
estuviera pariendo sin epidural.
Si vuelvo a cerrar los ojos vienen los olores: mezcla de
especies, incienso y mierda porque de esa hay mucha por todas partes y la llamo
por ese nombre porque es el que realmente define a la inmundicia que campa a
sus anchas en cuanto uno se desvía un poco del turístico barrio de Thamel o de
los templos budistas o hinduistas. Sin
embargo, uno se acostumbra rápido a oler mal porque todo huele igual aquí,
incluso los turistas nos impregnamos rápidamente de un hedor que sólo volvemos
a distinguir como ajeno al regreso al hogar que no admite semejante tufo. Luego ya puedo centrarme en el bullicio, el
desorden, el caos que habitan esta ciudad anárquica y ruinosa que produce un
extraño efecto amor-odio. Lo mismo
tienes unas ganas tremendas de llegar como de irte… Bienvenida Pensadora, estás
en Katmandú.
La plaza Basatanpur o Durbar con sus más de sesenta
edificaciones, Swayambhunath (o Monkey Temple) con sus monos y sus monjes, Boudhanath: la estupa más grande de Asia y la
ciudad “pura” de Bhaktapur salpicada de pintores de mandalas. Fueron todos lugares donde hoy me parece
mentira haber estado pero que visité con la inocencia y curiosidad de quien
desea mucho algo y no para de sorprenderse de que las cosas de los libros, las
fotografías y la tele sean reales.
La gente de Katmandú es extraña. Una mezcla de hippie pies negros urbanita que
difícilmente se olvida. Gente de una
gran espiritualidad y sonrisa casi perpetua que suele terminar sus días en el
lugar llamado Pashupatinah, un inmenso crematorio donde la muerte convive de
una manera sorprendente con el día a día.
Una cremación se convierte en una especie de espectáculo y un crematorio
en un lugar de paseo con la familia.
No crean ustedes que esta última imagen es la última que me
queda en la retina. Empecemos por la
siguiente para ponerle el “continuará” a este resumen de mi paso por Nepal que
hoy emprendo…
Continuará...
Comentarios
Ahora sin tiempo para leerla (estoy en el trabajo), pero me anoto la señal que ha mandado el universo y también tu blog, que leeré, of course.
Tu, por supuesto, puedes quedarte en el mío el tiempo que quieras.
Que sepas que la mejor época para ir empieza el mes que viene. Si eso.
Bienvenida y de nada por el link, esque así te seguiré más fácil.
Salud!
Y ya no te digo continuar la de Pensadora. Los aterrorizados del avión os necesitamos, chicas.
Qué foto la penúltima, Pen. Me ha dado cosica abrirla.
A ver si me inspiro os sigo contando...
Sila no te creas, que me da bastante cosica pasar tanto tiempo en el avión.
Un besazos chicas!
(Me encanta este bloggui-contacto)