LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y ELECCIÓN.
Hoy, como buena pensadora me he levantado con el “¿por qué?” metido en el tarro. Me he preguntado cosas muy simples pero que encierran para mí una verdad muy importante. En un país sumido en el “estado de bienestar” ¿qué nos empuja a cumplir según qué normas?. Y así, a cada paso, me he ido planteando: ¿Por qué me pongo el cinturón de seguridad para conducir?, ¿por la multa o por proteger mi vida?. Prefiero pensar que por proteger mi vida, que es más sensato ¿no?. ¿Por qué no he matado a mi jefe nada más entrar al despacho?, ¿por no ir a la cárcel, porque lo dice la Biblia o porque esa idea no pasa por mi cabeza?. Rotundamente porque respeto la vida, porque soy incapaz de matar a otro humano. ¿Por qué no conduzco cuando me caigo de borracha?, ¿por la multa, por la retirada del carné o por proteger mi vida y la de otros? Porque me quiero suficiente como para prefererir pagar un taxi a morirme o matar. ¿Por qué no fumo en un avión, en una gasolinera, en el ascensor? Pues en el avión porqu