METRO Y CIVISMO
Durante una de mis últimas incursiones madrileñas me encontré en el brete de tener que viajar en metro, cosa que hacía muchos años no probaba.
En el transcurso de ese corto viaje me dio por fijarme en el comportamiento de la gente y me resultó peculiar el civismo con el que se comportan la mayoría de las personas en estos lugares, no hay más que mirar la foto de arriba en la que quise demostrar cómo la gente, al tomar las escaleras mecánicas para la salida, es capaz de hacerse a un solo lado incluso teniendo que formar una cola, para dejar pasar a aquellos que lleven más prisa.
Pronto me vino a la memoria el metro de Caracas. Éste fue inaugurado poco después de que mi familia y yo nos trasladáramos a Venezuela allá por los años ochenta. No sé si hoy en día la cosa habrá cambiado mucho, pero para entonces el metro de Caracas era como un reducto de paz dentro del caos de la ciudad. Incluso puedo recordar un cartel publicitario en el cual se mostraban personas enfundadas en máscaras antigases y con caras de “mala leche” entrando en el metro que enseguida cambiaban de aspecto y se deshacían de sus máscaras al verse protegidos por el entorno de cualquier estación de metro caraqueña. En aquel lugar a una se le ponían ganas de portarse bien y me recuerdo a mi misma siempre pendiente de cederle mi asiento a cualquier abuela o mujer embarazada que se acercase. Tan importante y seguro era el metro de Caracas que durante las revueltas populares y la masacre militar de 1989, el denominado “Caracazo”, quienes pudieron se refugiaron en la primera estación cercana que encontraron. Recuerdo a las monjas del colegio decirnos que si nos encontrábamos otra vez ante una situación como aquella corriéramos hacia el metro y nunca a por un autobús.
Recuerdos a parte, no pude dejar de emocionarme al ver que ese comportamiento cívico continúa manifestándose en lugares tan dispares como una simple estación de metro, lo cual me provoca, una vez más, admiración por los humanitos de “a pie” que poblamos este pequeño planeta.
En el transcurso de ese corto viaje me dio por fijarme en el comportamiento de la gente y me resultó peculiar el civismo con el que se comportan la mayoría de las personas en estos lugares, no hay más que mirar la foto de arriba en la que quise demostrar cómo la gente, al tomar las escaleras mecánicas para la salida, es capaz de hacerse a un solo lado incluso teniendo que formar una cola, para dejar pasar a aquellos que lleven más prisa.
Pronto me vino a la memoria el metro de Caracas. Éste fue inaugurado poco después de que mi familia y yo nos trasladáramos a Venezuela allá por los años ochenta. No sé si hoy en día la cosa habrá cambiado mucho, pero para entonces el metro de Caracas era como un reducto de paz dentro del caos de la ciudad. Incluso puedo recordar un cartel publicitario en el cual se mostraban personas enfundadas en máscaras antigases y con caras de “mala leche” entrando en el metro que enseguida cambiaban de aspecto y se deshacían de sus máscaras al verse protegidos por el entorno de cualquier estación de metro caraqueña. En aquel lugar a una se le ponían ganas de portarse bien y me recuerdo a mi misma siempre pendiente de cederle mi asiento a cualquier abuela o mujer embarazada que se acercase. Tan importante y seguro era el metro de Caracas que durante las revueltas populares y la masacre militar de 1989, el denominado “Caracazo”, quienes pudieron se refugiaron en la primera estación cercana que encontraron. Recuerdo a las monjas del colegio decirnos que si nos encontrábamos otra vez ante una situación como aquella corriéramos hacia el metro y nunca a por un autobús.
Recuerdos a parte, no pude dejar de emocionarme al ver que ese comportamiento cívico continúa manifestándose en lugares tan dispares como una simple estación de metro, lo cual me provoca, una vez más, admiración por los humanitos de “a pie” que poblamos este pequeño planeta.
Comentarios
Saludos.
Un saludo Pensadora, y enhorabuena otra vez por el relato.
PD: no he podido evitar sonreír al imaginarte sacando la foto disimuladamente
PD2: el Metro de Madrid me gusta, de hecho, de lo que conozco, sólo me parece más completo y efectivo el de Londres (aunque también descomunalmente caro)
shalom
PD: amigo Pez, usted que se queja del metro de Madrid (metro en el que servidor siempre se ha sentido muy cómodo), ¿se imagina que pusieran metro en Ibiza, jejeje? Imagínese: 'Estación Space' que enlaza con la 'Estación privilege', y todo con el típico chunda-chunda de fondo del dj Van Buren...
Y no es sólo del metro de Madrid que me quejo (reconozco que está muy bien y con él se puede llegar a cualquier parte de la ciudad), sino de Madrid entera. Es una ciudad que tengo muy atravesada. Pero eso es otro tema...
Me repito, más que civismo, me parece que es miedo lo que ahí abajo se mueve. ¿Se imaginan lo que sería un estallido violento (pelea, carga policial, disturbio...) en esos túneles? Fuera, puedes correr y esconderte, en el metro, eso es más difícil... Aunque bueno, tal vez el miedo se esconda tras muchos actos de civismo.
En otras ciudades del mundo, nadie se apartaría para dejar espacio a los demás, y el que se cruce: navajazo...a esto me refiero yo con lo del civismo.
Hay que salir al mundo para ver cómo son las cosas en otros sitios y, precisamente hablando de Madrid, que tiene su punto caótico, ese acto de (insisto) civismo es más que sorprendente.
Y sabéis los que me leéis que no considero yo que haya mucho de esto en el mundo, por eso me sorprenden pequeñeces como esta.
Por cierto, me parece curioso que no haya llamado más la atención el tema del metro de Caracas.
Besos.
Es cierto que en otras partes no pasa, pero tampoco pasa que la gente vaya corriendo y abocinando al personal, necesitando que les dejen pasar. Pero repito otra vez, mi relación con Madrid no es nada cordial.
Saludos.
¿Hay algún sitio donde no sea así?
Soy de Madrid y supongo que estoy acostumbrado al trajín, pero también tengo mi pueblito para desconectar.
Peor sería como en Japón, donde hay "empujadores" para entrar en los vagones :)