LIBERTAD DE PENSAMIENTO Y ELECCIÓN.

Hoy, como buena pensadora me he levantado con el “¿por qué?” metido en el tarro.

Me he preguntado cosas muy simples pero que encierran para mí una verdad muy importante. En un país sumido en el “estado de bienestar” ¿qué nos empuja a cumplir según qué normas?. Y así, a cada paso, me he ido planteando:

¿Por qué me pongo el cinturón de seguridad para conducir?, ¿por la multa o por proteger mi vida?. Prefiero pensar que por proteger mi vida, que es más sensato ¿no?.

¿Por qué no he matado a mi jefe nada más entrar al despacho?, ¿por no ir a la cárcel, porque lo dice la Biblia o porque esa idea no pasa por mi cabeza?. Rotundamente porque respeto la vida, porque soy incapaz de matar a otro humano.

¿Por qué no conduzco cuando me caigo de borracha?, ¿por la multa, por la retirada del carné o por proteger mi vida y la de otros? Porque me quiero suficiente como para prefererir pagar un taxi a morirme o matar.

¿Por qué no fumo en un avión, en una gasolinera, en el ascensor? Pues en el avión porque es un espacio pequeño y molesto, en el ascensor por lo mismo y en la gasolinera porque puedo producir una explosión. No porque nadie me lo diga.

Y así, se me podrían ocurrir un montón de cosas que, bajo mi modesta opinión, son de sentido común. Pero como bien dice María Jesús Alava Reyes: “el sentido común es el menos común de los sentidos” y estoy plenamente de acuerdo con ella.

Pienso que en una sociedad en la que nos dan todo masticado, es decir, tenemos una ley, un decreto… para cada paso que damos… ¿dónde queda nuestro sentido común?.

Si desde pequeños nos lo sirven todo en bandeja, no desarrollaremos nuestras propias armas y herramientas para enfrentarnos a la vida con sensatez y quizá nos convirtamos en ese puñado de ovejitas del que tanto hablaba Platón… ¿o nos hemos convertido ya?.

Cada vez nos vemos más sometidos a leyes y normas que regulan nuestras propias vidas privadas. Que no seamos capaces de medir hasta cuánto podemos beber para conducir o nuestro propio límite de cansancio para hacerlo. Que no seamos capaces de entender que a alguien le moleste nuestro humo. No creo que no seamos capaces, lo que creo es que cada vez conocemos menos nuestras posibilidades pues tenemos un enorme y poderoso padre protector que es el estado y no estoy muy segura de hasta qué punto esto es bueno para el desarrollo de un ser humano, humano.

Para mí un humano, una PERSONA con todas sus letras ha de ser capaz de discernir lo que es mejor para sí misma, por lo tanto pensar y por lo tanto elegir, es decir, capaz de ejercitar su LIBERTAD.

Amigos internautas, un ¡hurra! Por nuestra libertad de pensamiento y por tanto decisión.

….Ah! recordad: “Dudo, luego, existo”… (Descartes).

Comentarios

Jarttita. ha dicho que…
Hurra!.:P.
PENSADORA ha dicho que…
Jo! Jarttita, menos mal que estás tú para animarme...
Igual es que el post era muy largo y llama poco la atención o igual demasiado provocador.
Gracias nena!.

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