La extraña romería y la abuela cebolleta
Tomada prestada de la página de Huesca la Magia. Ermita de Salas al atardecer muy parecido al de ayer pero bastante más solitaria. |
Caminaba a toda prisa rogando que se me liberara la ciática de
una vez, cuando empecé a oír lo que me pareció el sonido de micrófono y
muchedumbre, tal vez algo de música lejana.
Así que pensé que sería alguna competición que se estaba desarrollando
en la ciudad deportiva cercana.
Conforme avancé, el sonido se alejó y lo olvidé hasta que,
poco a poco, fue regresando como traído por el viento a través de los campos
verdes y crecidos de primavera. De
repente, en una curva del camino, me topé con una joven pareja retozando y
pensé que quizá había romería en la Ermita de Salas situada unos pocos
kilómetros más adelante.
Un muchacho que andaba por allí, se me acercó y preguntó si
iba bien hacia Huesca, a lo que respondí que todo lo contrario, pues debía
cambiar de dirección y encaminarse en el mismo sentido que yo llevaba, así que
se plantó a mi vera y apretó el paso para ponerse a mi nivel.
Pasé un rato encantador acompañada del zagal que me contó
que se trataba de una fiesta de estudiantes que se celebraba todos los años
desde hacía unos pocos en este “sagrado” lugar.
Y así lo comprobé al llegar a las inmediaciones de la Ermita, infestada
de chavalería borracha y bailonga que me recordó mi más tierna juventud cuando
también me corría fiestas estudiantiles, aunque de otra manera.
La compañía del muchacho se alargó hasta las inmediaciones
de la ciudad y la conversación versó sobre la diferencia entre la manera de
festejar que tiene la juventud actual y la de mi generación cuando había una
calle entera llena de bares en Huesca, que siempre estaban abiertos y siempre
estaban llenos. El zagal replicó que con
los precios actuales para ellos aquello era imposible y le entendí, porque lo
es incluso para mí.
Nos despedimos a la entrada de la ciudad con una tremenda
sonrisa dibujada en cada cara, fruto de unos agradables minutos vividos a razón
de un cambio social y generacional que no tiene porque ser mejor ni peor, solo
diferente. Como ha sido siempre.
Comentarios
Pues sí, todas las generaciones son las mejores, pues las inquietudes del hombre vienen a ser, más o menos, las mismas, cada cual a cada edad. Bien escrito; respira quietud. Lo de la ciática también veo que es una cuestión generacional. Un saludo.