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Mostrando entradas de 2015

Meeting Alma Velasco

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Isabel Allende me describe a Doña Alma Velasco y yo me la imagino elegante al estilo de San Francisco.  Con el pelo cano pero limpio y conservado, la figura desfigurada por el paso del tiempo pero conservada por la buena alimentación y el yoga.  Vestida con una mezcla ecléctica de prendas sencillas lo mismo que bien elaboradas sobre tejidos nobles y coloridos de Asia. La enfermera llama a otra paciente y levanto la cabeza para observar a mi alrededor que llevo un rato absorta en la lectura de “El amante japonés”.  A la sala de espera llegan una mujer más o menos de mi edad o quizá más joven que viene acompañando a una señora de pelo cano limpio y bien peinado (sin lacas, tal como es), pantalones y jersey negros adornados con un colorido collar de plata y pedrería opaca.  Unos zapatos de esos que balancean marrones y un bolso de colores naranjas que recuerdan a una lama tibetano, cierran el total de un vestuario y una pose que de repente me hacen sonreír. Doña Al

La moda de la montaña

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Hoy he leído un artículo que trata sobre la ausencia de ascensiones al Everest durante el 2015 .  El autor aprovecha la ocasión para realizar un repaso al problema de la masificación de las grandes cumbres planetarias y sus intentos de regulación.  En el caso de Nepal, pretenden limitar la concesión de permisos solamente a personas que aún guiadas, sean capaces de ascender pos sus propios medios.  Es decir, Nepal no concederá permisos a personas mayores, menores o minusválidas.  Y miren ustedes, no pongo el grito en el cielo a pesar de estar a favor de potenciar la accesibilidad, pero a las viviendas y los puestos de trabajo, no a montañas extremas.  ¿Por qué? Pues porque no todo el mundo puede y no todo el mundo debería.  Porque estos montes no sólo se suben porque están allí, se suben porque se puede, porque se tiene capacidad física y mental. En el caso de los Alpes y otras cordilleras, se encarecen los servicios.  El autor nombra el Refugio de Hornli a los pies del Ma

Política y lacitos rosas

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El lunes pasado se celebró el día mundial del cáncer de mama y durante esta semana y la anterior por todo el mundo se suceden actos y campañas teñidos de color rosa con el tradicional lacito como identificador principal.  No es que yo esté muy a favor de “los días de…” pues me parece que cualquier día es buen día para cualquier causa pero he de admitir que me emociona ver el calado que esta campaña tiene y cómo cada vez más, la gente se suma de una manera u otra a la causa, lo cual supone una repercusión económica importante para las asociaciones contra el cáncer a nivel mundial. Como vivo en España, continuaré alabando la grandísima labor de la Asociación Española Contra el Cáncer que en mis peores días me tendió la mano y ayudó con todo lo que lamentablemente, nuestro sistema de seguridad social no me proporcionó, como ayuda psicológica o información sobre alimentación (por poner un par de pequeños ejemplos).  Esta asociación que se nutre sólo en un 12% de subvenciones esta

Amor conveniente

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Recuerdo cuando me enamoré de mi marido.  No fue en absoluto amor a primera vista, ni a segunda… no fue un amor por vista.  Fue un amor conveniente.  Ojo, no convenido, que no es lo mismo. Ya le conocía, sabía quién era y lo que me podía esperar de él.  Yo ya me conocía a mí y sabía lo que podía ofrecer.  Y pensando en estas cosas, poco a poco, cada vez que me lo encontraba (es lo que tiene de bueno, y de malo, vivir en una ciudad pequeña) me ponía más nerviosa y me gustaba más.  Era la idea de la buena pareja que parecía que podíamos hacer lo que me ilusionaba y lo que me instaló las mariposas en el estómago hasta que finalmente nos unimos. Últimamente me pasa que, conforme nos vamos haciendo mayores y vamos llegando “al cuarto piso”, observo algo diferente en las nuevas parejas que crecen a mi alrededor.  Parejas que uno nunca hubiera imaginado, pero que se crean de la conveniencia vital.  Gente que no explota de pasión, parejas que empiezan por conocerse y se dan c

Póker relacional

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El póker no me gusta porque no es un juego limpio.  Es un juego que requiere engaño, perspicacia o picardía, manipulación y un profundo conocimiento de las personas.  Todo orientado a ganar para uno mismo y dejar sin blanca al contrario.  Es un juego en el que no hay equipo, sólo contrarios.  No hay diversión, sólo suspicacias, negociaciones y adivinanzas.  Todo bajo mano, oscuro. Y todavía me gusta menos cuando se utilizan las mismas tácticas de juego en las relaciones interpersonales porque es ahí donde más daño hace la manipulación.  Me sorprenden, pero sobre todo asustan, esas personas que viven la vida como dentro de una mesa de juego.  Personas que no tienen vida propia y lo poco que tienen lo dedican a manejar situaciones, a jugar con las personas como si fueran naipes que pueden utilizar y desechar a su antojo.  A manejar las situaciones para su propio y único beneficio.  Personas extremadamente inteligentes pero también extremadamente infelices. Existen grandes

¿Cómo te gustan los huevos?

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Últimamente me ha dado otra vez por fijarme en nuestro comportamiento humanito, particularmente en el lado fémina que por naturaleza me corresponde.  Fijándome en mis semejantes me he dado cuenta de que algunas mujeres se adaptan exageradamente a las vidas de sus parejas y/o amigas dejando de lado la esencia de la joven que una vez fueron. Pensando en alguna de ellas, me ha venido a la cabeza el domingo aquel en que viendo por tercera, cuarta o vaya a saber usted qué vez la película “Novia a la fuga”, tuve una revelación gracias a una escena en la que Julia Roberts en su papel de eterna novia huida se sienta en la barra de un bar y pide unas cuantas raciones de huevos cocinadas de diferentes formas con la firme intención de comprobar cómo le gustan los huevos: ¿fritos? ¿revueltos?... Entonces decidí empezar casi de cero, sentarme en la barra de mi propia vida para elegir por mí misma y únicamente bajo mi propio criterio, todo aquello que realmente a mí y solo a mí me gus

Antes de que se me pase agosto

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Que no tenga tiempo de escribir ni de leer no significa que esté muy ocupada, sólo que el tiempo ahora lo ocupo en otros asuntos como mirar al limbo o rascarme el ombligo que para eso es tiempo mío. Pero no quisiera dejar pasar otro mes sin recordarme a mí misma que antes escribía y sacaba tiempo para hacerlo.  Porque me inspiraba.  Porque pasaban cosas que me inspiraban.  Y porque la inspiración estaba conmigo.  Ahora que no lo está, a ratos, le guiño el ojo para que sepa que estar estoy aunque ella no me haga caso. Así que meto los dedos gordos en las orejas y extiendo las palmas mientras muevo los dedos a la vez que hago una sonora pedorreta sacando la lengua con mi gesto de burla... estoy aquí... lero lero!! a que no me cojes!!

Las Bahías de Montenegro

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¿Quién me hubiera dicho a mí que un día entraría en una Ermita en medio del mar? Te digo yo que nadie.  Pero ahí llegamos, después de un buen rato de autobús surcando curvas y más curvas, recorriendo recodos marinos a las faldas de montañas que debieron ser testigos de sangrientas batallas.  Las Iglesias de San Jorge y Nuestra Señora de las Rocas se encuentran en el centro de la Bahía de Perast y están alzadas sobre un islote natural y otro fabricado por los pescadores que antiguamente veneraron supremamente a la Virgen y yo se lo agradezco porque aunque no sea yo muy religiosa, he de admitir y admito que sendas construcciones resultan bellas y decorativas en este rincón adriático que me hace suspirar por sus cumbres bañadas de mar. Continuando por las faldas de estos montes que conceden aspecto de fiordo al lugar, nos llegamos a Kotor.  Una ciudad medieval prima hermana del Dubrovnik que nos espera de regreso al atardecer de esos que una sólo se encuentra en los viajes tranquilo

Los tejados de Dubrovnik

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Y luego me quejo de que se me va el mayo cuando lo  cierto es que me lo he comido a medias con Bonito que me acompañó a callejear por esta ínfima ciudad mediterránea que, hoy en paz, acaba de sobrevivir a una de las peores guerras del siglo pasado que se extendió incluso a principios de este. Esta es la manera de conocer Dubrovnik.  Subir y bajar las escaleras salpicadas de faroles que hacen la veces de carteles y callejear sus callejones salpicados de plazas grandes y pequeñas atesorando rincones que invitan a detenerse y escuchar. Y luego el atardecer.  De esos de disfrutar en la calle y sobre ella.  Respirar aire marino.  Observar las aves contrastar sobre los azules de mar y cielo.  Dejarse seducir por los tejados naranjas coquetos como nadie... Lo mejor de Dubrovnic: sus tejados naranjas en perfecta combinación con el azul del planeta.

Otro mayo cualquiera

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Y se me escapó el mayo otra vez.  Segunda consecutiva y sin poder recuperarlo oiga, porque mayo es tiempo y el tiempo nunca se recupera: se pierde o se gana, tal cual. El tiempo pasó sin poder (ni querer en realidad) contarlo, pero una aquí sigue.  Cabezona.  Empeñada en escribir aunque sea de vez en cuando y aunque sea poco y mal.  Porque hay cosas que contar y poco tiempo que dedicar, pero las ganas son y siguen. Continuará…

Alegría

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Al acercarme a la cola del súper me sentí molesta pues tenía delante una chica con un carro rebosante y una anciana con pinta de lenta.  Y yo tenía prisa. Llegó el turno de la anciana y la cajera le llamó por su nombre.  Alegría sonreía mientras giraba la cabeza hacia un lado poniendo el oído derecho dirigido a la voz que le sugería el importe a pagar.  Y siguió sonriendo mientras le pedía a la cajera que alguien le acompañara a buscar una cosa que no se acordaba como se llama pero que si la veía, lo sabría.  Y llamaron a otra muchacha que tomó el brazo de Alegría para acompañarla en busca del producto fantasma.  Sonreían ambas mientras se alejaban de la caja donde yo, inevitablemente, había empezado a sonreír olvidando todas las prisas. Gracias Alegría por alegrarme el día.

Montaña y pareja

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Desde que retomé la montaña he parado poco en las consideraciones filosóficas y sociales de la práctica de esta bella afición.  Pero hoy, leyendo un post en un blog de montaña, se me ha ocurrido pensar en la influencia que ejerce nuestro apetito de alturas sobre nuestras vidas sociales y especialmente nuestras vidas de pareja. Pienso en la cantidad de amigos y compañeros de monte que realizan su actividad carentes de pareja: unos porque no la tienen y otros porque no comparten la afición con sus novias/mujeres.  Y pienso también en lo que supone para esas mujeres el quedarse, fin de semana si y fin de semana también, solas en casa con o sin prole.  Supongo que en la mayoría de los casos se trata de un pacto conocido y aceptado pues es bien cierto que las personas que gustamos de la montaña somos auténticos adictos difíciles de desenganchar y la montaña viene con nosotros como en un pack inseparable de esos del mercadona. Siempre pienso en los casos de las mujeres porque pe

Desbarrada de una tarde de primavera

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Camino pensando en lo poco que escribo últimamente y sin darme cuenta paso por la puerta de mi anterior casa.  Miro hacia mi antiguo balcón mientras me suelto el foulard y me abro la gabardina que hace sol de tormenta y no quiero que me baje la tensión. Este fue el último lugar que, aparte del paterno, recuerdo como hogar.  Las habitaciones limpias.  Mi cocina.  Mi cama.  Mi baño.  Ahora son otros que no son solo míos y, mientras pienso esto, me doy cuenta de la de tiempo que llevo sin percatarme de cuánto han cambiado las cosas. Con qué facilidad nos olvidamos de lo que nos ha costado conseguir lo que queremos. Que poco recordamos los deseos cuando ya los hemos cumplido. Y lo que es peor ¡que desagradecida es la memoria!.

Demasiadas expectativas de Grey

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No me sorprendió que el libro fuera un Best Seller, más que nada porque la literatura erótica generalmente se mantiene en una especie de submundo friki escondida bajo montones de novelas policíacas o históricas que son lo que está de moda hoy en día (sin olvidar las autoayudas y los diarios de adolescentes o treintañeras), pero hete aquí un trío de libros que cuentan en primera persona la historia rosa picante de una veinteañera tonta e insulsa que consigue disipar la furia de un sádico para convertir sus cincuenta sombras en kilos de merengue pastelón.  ¿Y qué? ¿Por qué no un poco de ñoñería y claridad en este oscuro mundo nuestro en el que parece que todo para ser bueno o culto haya de ser oscuro y grotesco?. Hace poco vi la película.  Por supuesto, con mis prejuicios adquiridos de las malas críticas profesionales y de las malísimas críticas de a pie con un constante “no se ve nada” que me hizo esperar ver una suerte de “Cenicienta que enseña el culo”.  Pero mira que tuve s

Una época, un momento... Una canción: Jónsi - Grow Till Tall (Sónar 2010)

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En Junio de 2010 tuve el placer de disfrutar el concierto que Jónsi (Vocalista de Sigur Rós) ofreció en Barcelona con motivo del SONAR de aquel año. Una de las canciones que más sentí (porque fue un concierto muy de sentir más que sólo escuchar) fue este "Grow Till Tall", con ese principio que parece de misa, como si no te llevara a ninguna parte pero poco a poco va subiendo y te transporta a una especie de mundo onírico. La experiencia de esta canción (especialmente sus últimos minutos) en directo, muy bien acompañada y rodeada de un público muy selecto como selecta es la música de este señor, no se me olvidará en la vida...

Hermosa Secta

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El martes pasado Venezuela se convulsionó ante el terrible asesinato a sangre fría de un muchacho de apenas 14 años.  No fue ni es la única víctima diaria de aquel bello pero convulso país que me vio crecer.  Víctimas de los delirios de grandeza de sus mandatarios que alimentan su sed de poder engañando a unos y sometiendo a otros. Desde que se produjeron los hechos, hemos asistido al tradicional y lamentable discurso del presidente de la nación venezolana excusando su mal hacer.  Ayer, ese señor adiestra-pajaritos, tachó de “ Secta de Derechas ” a una organización que aunque ciertamente tenga un buen componente derechista, tiene bien poco de secta.  Los grupos scouts que se encuentran repartidos por todo el mundo tienen un carácter educador en valores, esos valores que muchas veces no se encuentran ni en casa ni en la escuela. La infancia, aunque corta, es la época que determina quiénes seremos el resto de nuestras vidas y dicen que uno es de donde de cría así que, en mi

Confesores Modernos

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No he consultado estadísticas al respecto pero tengo claro que el censo de creyentes católicos disminuye exponencialmente en un sangrado masivo que tiene difícil cura.  Y hablando de curas, en ellos me he puesto a pensar cuando he recordado mi última sesión de estética.  El “ave maría” cambiado por el “bueno, ¿qué tal?” pero por lo demás, casi igual a un acto de confesión. Llego, me tumbo cómodamente y cuando el primer tirón me hacer ver estrellas y elefantitos volando, empiezo soltar prenda.  “Pues chica, hoy un poco pocha, porque… bla bla bla….” Tirón “bla bla bla” tirón “y fíjate que… bla bla bla” tirón “date la vuelta Pens… bla bla bla”.  “Hala Pens, esto ya está” en vez de “me rece un padre nuestro y cuatro ave marías” y para casa. Todo muy normal hasta que una hace un stop cerebral y empieza a inventariar ocasiones similares en la peluquería, en el trabajo atendiendo algún cliente, ese taxista tan simpático… ¡estamos rodeados de confesores! ¿para qué queremos curas?

Hasta luego

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Me pareció que callaba muy de repente mientras todas estábamos celebrando la futura maternidad de una más (y ya van tres) de mis amigas a través de la mensajería instantánea.  Sentía mariposas en el estómago por la ilusión de las vidas nuevas que se están gestando a mi alrededor de camino a casa tras la jornada laboral y con esa sensación, a pesar del cansancio, me até las zapatillas y arranqué a trotar en busca del abrigo del parque en las tardes ventosas de invierno.   Llevaba un buen rato corriendo cuando recordé su silencio repentino y un vuelco en la boca del estómago me hizo saber que, tal vez, una mala noticia me esperaba al llegar a casa.  En cuanto vi ese dibujito verde arriba, a la izquierda de la pantalla, imaginé lo que pasaba. Cáncer se cobra una víctima más y yo aquí me quedo como siempre con esta sensación extraña.  Agradecida por sobrevivir.  Culpable por sobrevivir. Hasta luego Sonia.  Cuidaré de tu hermana todo lo que se deje, ya la conoces…

En el país de los ciegos...

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¿Han tenido ustedes alguna vez la sensación de que alguien no termina de parecerles lo que parece ser?.  Yo sí.  Y es que hay personas que, dependiendo del entorno, resultan más de lo que aparentan.  A mí me pasa con el inglés, que le echo morro y hablo mucho aunque sea mal y claro, mis compañeros-as se creen que lo hago mejor que ellos, pero en realidad tengo el mismo nivel.  Un ejemplo más claro de lo que quiero decir sería el caso del Sr. Secretario General del PSOE… Que lo ponen de guapo, pero tampoco lo es tanto.  Lo que pasa es que sus compañeros políticos, con los que le comparamos, son vetustos y poco agraciados lo que hace al muchacho (que sólo es más joven y hace deporte) parecer un adonis que no es.  Porque como bien reza el dicho “En el país de los ciegos, el tuerto es el Rey”. Y a continuación, un par de ejemplos de hombres guapos, para que tengamos clara, señoras, la realidad…

Mi propia memoria histórica

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Hace frío en la calle y, desde mi caldeado despacho, mientras intento concentrarme sin conseguirlo, me asaltan los recuerdos de inviernos mucho peores.  Recuerdo noches de insomnio y mañanas de cansancio.  Recuerdo la báscula burlona que no superaba los 60kg a pesar de los empachos de chocolate.  Recuerdo miedos, angustias, caídas y recuperaciones. También recuerdo los consejos de los amigos, de la familia.  La ayuda recibida.  La ayuda pedida y no encontrada.  Años buenos y años malos.  Toda una temporada de altibajos. Ahora que todo parece calmo, quiero recordar no para recrearme sino para no olvidar que un día estuve allí y que, aunque ahora todo sonría, otros pueden encontrarse en esa situación.  Que no me falle la memoria.  Que recuerde siempre para otros mi experiencia y que sirva de ayuda.  Porque tan pronto se puede estar aquí como al otro lado. Palabra de Pensadora.

El Gigante de Guara

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Gabardón amaba  y celaba profundamente a su hija Gabardiella que, como muchas de las jóvenes montañas de entonces, estaba profundamente enamorada de Gratal, un hermoso monte altivo y difícil de conquistar. Poco podía imaginar Gabardón que fuera precisamente su montaña adorada la poseedora del amor de aquel monte altivo que tan lejos quería tener.  Sin embargo, Gratal y Gabardiella se profesaban un amor intenso como el verde del boj y profundo como las gargantas de los ríos. En su desesperación por mantener cerca el amor de su hija, Gabardón pidió a su amiga Guara la intervención de su gigante que presto lanzó su poder abriendo la garganta del flumen que ahora fluye entre las sierras de Gratal y Gabardiella separándolas para siempre bajo la atenta mirada de la madre Guara. Dice la leyenda que Gratal lanzó toda su furia contra el gigante que, dormido, murió tumbado en las faldas de la madre Guara.  Así, hoy en día, si uno usa la imaginación y se fija bien en la sierr

Mañana de Reyes

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Hace frío en la calle.  Más frío que ayer.  Me dice mi nariz fría justo antes de sacar el resto de la cara de bajo las sábanas para comprobar que aunque el reloj insista en que ya debería haber amanecido, la niebla dibuja un paisaje blanco y minimalista tras la ventana que indica claramente la ausencia de sol para el día.  Pero da igual, hoy no me importa, aquí en la cama tengo todo lo que necesito y hay agua en la mesilla, media vuelta y diez minutitos más. Ahora ya me duele la espalda.  Me parece que llevo demasiadas horas tumbada y a pesar de haberme prometido hacer un fin de fiestas por todo lo alto durmiendo hasta las tantas y comiendo hasta reventar, me voy a levantar y voy a esconder regalos mientras mi Melchor particular está comprando el periódico.  Llega la hora y nos convertimos en los críos que de momento no tenemos en casa.  Abrimos regalos mientras nos reímos y agradecemos poder pasar este rato que otros a lo peor no disfrutan.  Entre “frío frío – caliente c