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Mostrando entradas de septiembre, 2014

La maleta

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Siempre tengo miedo de que me pierdan las maletas.  Imagino cómo solucionaría mis vacaciones si en un vuelo tonto mis maletas llegaran a Toronto en lugar de ir a Fez, por ejemplo.  Nada es totalmente necesario y todo lo que cabe un una maleta puede ser sustituido o repuesto ¿verdad?.  Lo cierto es que sí, pero todo, como siempre, tiene “un pero”. Al abrir el maletero me fijé en mi mochila de montaña y decidí que la subiría al piso junto con la maleta y así tendría todo a mano para mañana, tanto si había monte como si había ciudad.  A la vez que lo pensaba, un frío me recorrió la columna y miré hacia Bonito del Norte esperando una confirmación de mi temor.  No hablaba, sólo estaba blanco mirando el maletero como quien divisa un fantasma.  Entonces pregunté “¿y mi maleta?”.  Mi maleta se había quedado cerrada y preparada encima de la cama. Intenté ser racional, ya nada se podía hacer.  La maleta no iba a venir sola y tampoco podíamos comprometer nuestro fin de semana por

Respeta a tus mayores

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Desde que me estoy acercando inexorablemente a la madurez, observo más a mis mayores que sin querer me hacen a mí misma cada vez más mayor.  Tengo una manía muy fea de intentar adivinar el futuro y en esas me encuentro observando a mi madre para intentar imaginar cómo seré yo de aquí a tan solo treinta años. En mis observaciones he notado algo de lo que no me había percatado y es la falta de respeto que tenemos hoy en día a nuestros mayores.  Dándoles prisa en la carretera, riéndonos de ellos en sus vacaciones de IMSERSO, quejándonos de su lentitud en el súper… Resulta, Señoras y Señores que todos, sin excepción, todos y cada uno de nosotros llegaremos algún día (si no nos pasa nada antes) a viejos.  Y todos, sin excepción, desearemos respeto y cariño para esos últimos años.  Así que, Señoras y Señores, respeten a sus mayores y cuando se les pase por la cabeza reírse de ellos, abandonarlos, pasar, no entenderles, no cuidarles o no abrazarles, recuerden que ellos son el

Katmandú

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Hoy cierro los ojos y lo primero que me viene a la memoria es la canción de “Fleet Foxes” que sonaba en mis auriculares del avión que daba bandazos mientras intentaba aterrizar atravesando montañas y tormentas.  Respiraba profundo y apretaba la mano de Bonito del Norte como si en lugar de estar llegando a un exótico destino, estuviera pariendo sin epidural. Si vuelvo a cerrar los ojos vienen los olores: mezcla de especies, incienso y mierda porque de esa hay mucha por todas partes y la llamo por ese nombre porque es el que realmente define a la inmundicia que campa a sus anchas en cuanto uno se desvía un poco del turístico barrio de Thamel o de los templos budistas o hinduistas.  Sin embargo, uno se acostumbra rápido a oler mal porque todo huele igual aquí, incluso los turistas nos impregnamos rápidamente de un hedor que sólo volvemos a distinguir como ajeno al regreso al hogar que no admite semejante tufo.  Luego ya puedo centrarme en el bullicio, el desorden, el caos que

Un lunes de otoño

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A pesar de que me sienta fatal a los huesos y al ánimo.  El otoño es bonito y en esas me ha pillado desprevenida.  Ayer pasé el primer domingo de sofá y cama desde hacía muchísimo tiempo como si fuera una señal del día que me espera hoy.  Tal como los cánones del otoño mandan, hoy es gris, frío y lluvioso. Y yo con las sandalias puestas.

Corriendo al atardecer

Siete y media de la tarde. El otoño empieza a ganar terreno y la luz del atardecer inaugura ese tono vainilla que tanto me gusta. Hoy está nublado y parece que va a llover de un momento a otro. No me importa, hoy quiero salir a correr.  Pertrechada con mis zapatillas que hace unos meses eran blancas, mi camiseta de correr del “decartón” y mis mallas a media pierna para que no se me vea la celulitis, empiezo primero andando y al girar la esquina de la estación de bus comienzo la carrera. Despacio, calentando piernas y mente. A los diez minutos ya he subido un poco el ritmo y las endorfinas prestas se han disparado en mi cerebro para hacerme sentir como una gacela. Empieza a llover pero no me importa, cada gota de agua fresca reconforta y calma los calores normales de estas actividades. Esto se está convirtiendo en la carrera perfecta y entonces empiezan a sonar los “Yeah yeah yeahs” …   No recordaba haber metido este tema en el mp4 de a diez eureles del internet. ¡Q

Humanos Rémora

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Hay personas que absorben y una no sabe cómo quitárselas de encima.  Son esas personas que siempre tienen problemas, que viven en un quejido metidas en una continua dificultad.  Personas a las que parece que el mundo se les hace enorme. También hay personas que más que absorber, se aprovechan.  Personas a las que el mundo más bien se les hace diminuto y necesitan acaparar más y más siempre con la ayuda y el esfuerzo de los demás.  Personas que nunca aprenden de los errores y que siempre necesitan ayuda para solucionarse. En ambos casos son personas con algún cierto encanto que les convierte en atractivas y que aprovechan ese atractivo para enganchar y hacer difícil el deshacerse de ellas. Hay quien les compara con un vampiro, pero a mí me gusta más la rémora, que no la notas pero ahí está.

Mi "alter ego"

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Por si nadie se había dado cuenta, últimamente no escribo nada sobre montaña ¿o sí?.  Resulta que tengo un “alter ego” que se encarga desde hace tiempo de ello y yo que soy una despistada no me había acordado de informar. A quien le pueda interesar:  Ahora que pienso... ¿y si el alter ego soy yo?...

Perfección Psicológica

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Un día, aburrida, entré en un quiosco de prensa en busca de lectura fácil.  Repasé las revistas de moda y cotilleo, luego le di un vistazo a las de viajes, luego a las científicas y finalmente me encontré con un rincón mágico: el de las revistas de psicología.  Se me torció el cuello casi con el mismo gesto que hago cuando pasa un tío bueno y me le quedo mirando el trasero, ese giro con expresión de extrañeza, como si eso no pudiera ser real pero aun así me interesa.  No negaré que más de una vez he invertido alguna moneda en uno de esos ejemplares, pero el otro día era diferente, de repente me había encontrado con un extraño oasis lleno de diferentes especies de palmeras, todas daban dátiles pero cada dátil de un color diferente.  Y empecé a pensar. ¿Realmente existe semejante mercado?.  A la vista está que sí y si nos asomamos a una biblioteca o una librería, nos encontraremos con un rincón más amplio todavía sembrado de una variedad infinita de consejos, estudios, ensayos,

Mejor por separado ¿no?

Estoy trabajando con la radio encendida en “Kiss fm”, la única emisora que no me hace dormir y que no resulta demasiado estridente como para asustar a algún cliente. Vamos, la emisora ideal para trabajar y para gente de mi edad. Suena “All for love” interpretada por Bryan Adams, Rod Stewart y Sting, canción grabada para la B.S.O. de “Los Tres Mosqueteros” de 1993y empiezo a recordar aquella época, en plena adolescencia y pienso que ni película ni canción fueron de mi gusto. Sin embargo los músicos, cada uno a su manera, sí me gustaban y gustan así que un botón de cada uno:   Bryan Adams:  Si en lugar de “sixty nine” dijera “ninety nine” mejor, por sentirme más identificada, pero ¿quién no tiene un gran verano en su vida? … o dos… o más…    Rod Stewart:  Para mí, su canción bandera… ¿a quién no le suena ese “punteito” final?    Sting:  Difícil elegir, pero sin dudar me quedo con la dulzura y el mensaje…  

De joven exótico a adulto raro

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Aquellos desplantes.  Aquellas impuntualidades.  Aquellos “mal quedares”. Ese amigo que justo se metía en la ducha cuando tú llegabas a su casa.  Esa amiga que siempre llegaba media hora tarde porque se “había quedao empaná”.  O esa otra que directamente no llegaba porque tenía “su vida privada” y no tenía que dar explicaciones que para eso éramos todos libres.  Esos amigos y/o amigas que siempre faltaban, ausentes, huidizos pero encantadores/as que cuando aparecían resultaban exóticos, super guays y modernos. Esa gente es la que hoy en día se me antoja más que exótica, rara.  Gente de esa que a estas alturas, es mejor perder que ganar.