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Mostrando entradas de junio, 2011

UNA EPOCA, UN MOMENTO... UNA CANCIÓN: MARTIKA

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Allá para los últimos ochentas empezaba yo a curiosear el asunto de la música y me acompañaba pens-brother que gustaba (y mucho) de una cantante monísima apodada “Martika”. Se dijo de esta señorita que era amante de Prince y que incluso su canción “in Martika’s kitchen”, escrita por éste último, tenía mucho que ver con alguna escena de su romance. Pero estos asuntos me producen el menos interés. El otro día entré en una tienda y, como hilo musical, me encontré con la archifamosa “love thy will be done” que me recordó aquellas tardes enteras visionando los vídeos que pensbrother traía bajo el brazo en formato “beta” (sí, beta). Esa moda de los vídeos en blanco y negro, esos guiños al gospel y los labios de las chicas color rojo carmín…

AMAR LA VIDA

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Se habla y divaga mucho sobre el sentido de la vida y parece que éste sea unidireccional: la vida fluye en el sentido de la flecha de la muerte. Amar la vida tiene la desventaja de saber que inevitablemente, algún día, todo acabará. O al menos la conciencia de ese todo. Con ese conocimiento no es difícil caer en la búsqueda continua de algo que temple la espera de lo único afirmable, rotundo e inamovible. De lo único que realmente no podemos conocer y que nos sitúa en la posición más vulnerable del humano. Porque ¿qué ser humano no le teme a su propio final?. Resulta curioso que todo ser vivo, cada uno a su manera, busca siempre las mejores condiciones para la supervivencia. Y el humano en su magnificencia no sólo mejora su búsqueda de mejores condiciones vitales, sino también el conocimiento de las condiciones allá donde el conocimiento no alcanza. He descubierto que existen cursos para prepararse la propia extinción e incluso libros de autoayuda para sobrellevar la espera durante

PEQUEÑOS Y GRANDES CARGOS DE CONCIENCIA

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Pensaba yo en el asunto de la delincuencia. ¿Cómo se debe sentir una persona que conscientemente ejecuta un daño sobre otra persona?. Pensando en esto, me retraigo y pienso en los ciudadanitos de a pie como servidora. Aquellos que no cometemos delitos pero que, como humanos, cometemos errores que pueden afectar a otros. Al saber que un error, un desliz o un despiste propio puede interferir en los planes de otro, uno se puede hacer con un cargo de conciencia que le haga sentir responsable del estado anímico del otro o incluso dudar sobre la imagen que al otro le puede quedar de uno, pues ésta puede cambiar radicalmente. Todo esto puede cambiar dependiendo sobre todo de lo que uno realmente piense sobre sí mismo y de la capacidad de auto-perdón que se ofrezca. Ahora bien, la cosa cambia cuando se trata de un delito. De un hecho de difícil reparación como un asesinato, un robo violento o una violación. Me pregunto yo si esas personas sufren cargo de conciencia o no, porque teniendo en c

NO ME GRITES QUE NO TE VEO

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Siempre he tenido la sensación de que el gritar es una herramienta de defensa ante lo que no se sabe defender. Para mí, el chillido se utiliza más por impotencia que por capacidad pulmonar. Así ocurre que, ante un interlocutor chillón, el tono de voz tenue y las explicaciones bien argumentadas producen un aumento de la intensidad de sonido vocal del que grita. El que utiliza el chillido para imponerse me produce ceguera porque ante un mal grito me ciego como los tiburones que están apunto de atacar y así, dejo de mirar hacia mi gritador como una persona y se me convierte en un algo que prefiero no ver y si no puedo verle, no podré oírle ni entenderle y, por lo tanto, no le sentiré como persona sino como cosa y como cosa, deja de tener valor. Carente de valor, el gritador pierde todos mis respetos y, por lo tanto, sus gritos se pierden en la amplitud de las ondas sonoras que son invisibles y viajan por el aire hasta que alguien o algo las capta. Afortunadamente, yo no soy ni ese algo,

LADY MARMOTA IS OUT!!!

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  (Cumbre del Txipeta, uno más para la lista)  Ha sido una larga hibernación la de este año, sí. Más estrenando madriguera, lo que más apetecía el ya pasado invierno era disfrutar del calor de la calefacción nueva, la comodidad del sofá, la variedad de pelis de la biblioteca, la variedad de libros retrasados y la variedad también de músicas por descubrir. Y así pasó el invierno para abrir paso a una primavera cálida y reconfortante que, tocando a su fin, empieza a darme alegrías como mi reencuentro con mi queridísimo pirineo. Le costó, pero le reconquisté una vez más. Ya vuelve a ser mío y no quiero que se me escape esta temporada, que los dos nos lo merecemos. (Una mirada a las grandes cumbres del Valle del Subordán: Petraficha, Petrichema y Mallo Acherito con las agujas de Asambere haciendo guardia) (Reunión en la antecina de Txipeta) (La selva de Oza en su esplendor primaveral)   (Ibón de escalar)   (El indomable Midi d'Osseau desde el Collado de los Monjes) (Otra ve

LA ALEGRÍA DE LA HUERTA

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Tengo un compañero de trabajo que es una auténtica “alegría de la huerta”. Es de esos tipos que siempre están animados, no para, siempre tiene ideas y cuenta chistes cada dos por tres. Es un hombre con un cierto grado de éxito, vende coches a montones y tiene una familia unida y sana. Mi compañero no es rico, ni guapo pero es alegre y, para mí, ése es el secreto de su éxito. Una vez, durante una sesión de marujeo con mis amigas, nos acordábamos de una chica que conocemos. Una de ellas increpó: “no me cae bien, me produce desconfianza que siempre esté tan alegre”. Para mí, ese comentario significa envidia e inseguridad. Una persona alegre, que se sabe auto-motivar es una persona con muchas posibilidades de éxito y de salud mental. No se trata de estar contento “porque sí”. Se trata, como siempre, de ser objetivo y mirar las cosas desde el exterior. Es muy sano saber dar la vuelta a las cosas y poner el toque alegre a casi todo. No con frivolidad, no por puro cachondeo pero sí por seg