Demasiado precoz para estar menopáusica
La primera vez que lo sentí saltaron todas las alarmas:
sudoración espontánea nocturna sin explicación plausible es uno de los síntomas
claros de un Linfoma y en mi caso una probable recaída que no resultó ser. Al año siguiente la cosa fue menor y no hubo
que prestar más atención hasta que la edad y el amor por mi marido me
apremiaron en la búsqueda de descendencia, momento en el cual se hizo realidad
uno de mis temores, la quimioterapia te salva la vida pero te resta puntos en
la carrera de la fertilidad. Finalmente,
los síntomas se agravaron y hubo que admitir realidades: hijos cero, menopausia
una (entera y verdadera). Demasiado
precoz para estar menopáusica y demasiados miedos para estar desatendida.
Cuando una es adolescente disfruta de clases de educación
sexual en el colegio, los medios te informan, las marcas de compresas y
tampones te veneran y tu madre celebra el día de tu primera regla con ese “hija
mía, ya eres una mujer” que aún siendo dicho en positivo, a mí me sonó a “mira
Pens, aquí tienes una cadena y una bola de plomo que vas a arrastrar durante
unos veinte y pico años”. Pero cuando
una abandona la fertilidad y los ovarios comienzan a “secarse” en lugar de
celebrar el nuevo acontecimiento como el proceso natural que es, la cosa se
oculta, la información escasea y una se encuentra en una especie de espacio
vacío donde reina la incomprensión, sobre todo cuando a tu alrededor las
mujeres aún están pariendo y nadie entiende que una mujer de cuarenta años ya
esté en una etapa que corresponde más a una de cincuenta.
Ser mujer no es una enfermedad, pero la falta de información
y comprensión lo hacen parecer. Aún
contando con la “edad reglamentaria”, el trance de la menopausia resulta
todavía un tabú y, al contrario de disfrutar del final de nuestras batallas
hormonales, nos encontramos con una nueva batalla por conservar algún estrógeno
que nos mantenga los huesos en condiciones o el humor templado.
La sociedad mira demasiado de lejos una realidad tan
desagradable por sus síntomas como natural, necesaria y real pues todas y cada
una de nosotras, que somos más de la mitad de la población, pasaremos tarde o
temprano por aquí necesitando paciencia, información, atención y cariño tanto
de familia y amigos como del personal sanitario.
Comentarios
En base a lo anterior, calladito me despido con un beso.