EL AMOR EN CRISIS




El otro día hablé de crisis de valores, y este es uno de los valores a los que me refiero.

Cuando hablo de “crisis de valores” me refiero al valor que le damos a los diferentes aspectos de nuestra vida. El amor, es uno de los valores más devaluados en estos momentos, o al menos el amor sano o amor profundo como yo optimistamente le llamo. Según Erich Fromm (“El arte de amar”) existen muchos tipos de amor: fraternal, filial… y cada uno se manifiesta de muy diferentes formas. Pero hoy por hoy, me ocupa el más difícil y el más demandado: el amor pasional o conyugal (sí, sí, internautas amar a tu cónyuge puede traducirse en pasión, si tu amor es sano).

Desde que tengo uso de hormonas he dedicado buena parte de mi tiempo y pensamiento a esta faceta. He vivido de todo, pero puedo alardear de que una vez conocí el amor de una manera sana, profunda. Hablo de amor verdadero, no de pajaritos rosas, tartas con formas de corazón o “flipes” que tardan en irse lo mismo que en llegar.

En nombre de aquella vivencia que tanto añoro y que yo misma fulminé por cuestión de inmadurez, me retuerzo cada vez que veo, escucho o siento las malas maneras que tenemos (pluralizo porque esta sociedad ya me ha malcriado). Para mí, lo primero es tener claro qué es lo que queremos y para eso hay que conocerse a uno mismo muy bien, amarse y sentirse feliz, vamos, tener un buen nivel de amor propio como para poder compartir nuestra “autofelicidad” con alguien que también se sienta feliz de sí mismo.

He hablado con mucha gente sobre este tema. He leído y profundizado todo lo que he podido al respecto y durante estas investigaciones un día me encontré un blog cuya dirección ni recuerdo, pero fue absolutamente iluminador para mí. Había un post escrito por una chica que me resultó muy afín a mí… hablaba de su placer por la soledad, de la rabia que le daba que le miraran como con pena por estar soltera a sus treinta y tantos. En fin, resumiendo, ella decía que no se sentía ni sola ni mal, simplemente estaba a gusto tal como estaba y no necesitaba a nadie para llevar una vida completa pero que no descartaba la posibilidad de enamorarse o compartir su vida con alguien y que si no lo había hecho ya era porque no había encontrado una persona que estuviese igual de completa que ella para compartir esa plenitud.

Aquí es donde veo yo el centro de la crisis en que vivimos: nos han educado para depender de otros y no para disfrutar de nosotros mismos y compartir ese disfrute. Diría que estamos todavía en la fase de aprender a disfrutar de nosotros mismos y nos está costando tanto que no tenemos suficientes energías o no nos sentimos preparados para compartir nuestra vida. Por lo que he vivido últimamente, tengo la sensación de que nos sentimos engañados… todo lo que nos contaron del amor ya no es válido y ahora tenemos que aprender por nosotros mismos a amarnos. Tenemos la sensación de que si nos abrimos en demasía o empezamos a compartir lo que tanto nos ha costado conseguir, nos vamos a sentir invadidos. Pero nos estamos olvidando de lo esencial: lo que deberíamos hacer es elegir la persona que esté tan completa como nosotros y sobre todo, lo más importante, lo que más daño nos hace: DEBEMOS EVITAR EL MIEDO.

El miedo usualmente parte de nosotros mismos, de nuestro interior. No de las cosas que están pasando realmente. Prometo desarrollar mejor el tema del miedo más adelante. Pero sí os diré que el miedo se puede evitar y curar.

Amigos internautas, como bien dice un buen amigo mío: “el miedo es el enemigo” y estoy totalmente de acuerdo con él. El miedo nos ciega y no nos deja ser quienes somos y sólo con la claridad de mente que provee la ausencia de miedo podremos encontrar un amor que nos libere. Un amor libre, limpio, puro, profundo, sin ataduras ni complejos y totalmente libre de dependencias.

Comentarios

El Pez Martillo ha dicho que…
Yo también he quemado muchas neuronas pensando en el asunto, entre otras cosas porque no me creo lo que nos venden como amor, o lo que mucha gente entiende que es el amor. Veo a muchas parejas y no me creo que se quieran. A lo mejor es que me como mucho el tarro, o que tengo demasiado miedo (supongo que un poco de ambos y otro poco de alguna cosa más que no identifico ahora mismo), pero esto del amor es demasiado difícil, cuando en realidad debería ser tan sencillo como dejar fluir los sentimientos (sí, esos que reprimimos tanto), aunque sepamos que va a doler.

Un saludo.
PENSADORA ha dicho que…
Pero que derroche este chico!
Gracias mil por tus comentarios pez martillo.
Muy de acuerdo contigo estoy (parezco el de la guerra de las galaxias), efectivamente, todos nos comemos demasiado el tarro cuando lo suyo sería simplemente dejarse llevar. Lo que tenga que pasar pasará hagamos lo que hagamos y cuanto más miedo tengamos más nos prestamos al dolor.
Un ¡hurra! por el amor sano.
Psicologo em fortaleza ha dicho que…
hola amigos este blog es muy buerno gracias guia de estambul

Entradas populares de este blog

VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LA ASERTIVIDAD

Señal divina

QUERER O MERECER