O un año menos, como lo del vaso, depende de cómo lo mires. Yo me inclino por mirarlo de las dos maneras, total, objetivamente ambos son los casos en el día de hoy: el primero de mis treinta y cuatro.
Según tengo entendido, la asertividad es una técnica de comunicación mediante la cual un sujeto es capaz de defender sus derechos sin perjuicio del interlocutor. Ser asertivo o comunicarse de una manera asertiva significa saber situarse en el punto medio: ni agresivo, ni pasivo sino todo lo contrario. Según reza nuestra sin par wikipedia: “Es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.” La ventaja de la asertividad radica en defender los propios derechos de una manera tal que aunque no consigamos el objetivo principal, nos quedemos con la idea o sensación de haber actuado en propio beneficio sin perjudicar al contrario. Cosa de autoestima. La gran desventaja de la asertividad es que n
Caminaba por la calle un día al mediodía, pensando en lo extrañamente cálido que resultaba ese momento pues después de meses, era el primer día que no soplaba el más mínimo viento y además no llovía ni nevaba. Entonces percibí un sonido familiar (ese que hacen las alas de las aves en movimiento) cosa que me hizo levantar la vista al cielo y recorrerlo expectante. En pocos segundos que me parecieron casi horas, por fin sonó ese característico bramar de las grullas que al poco se dejaron ver al aparecerse, en su clásica formación de “v” destartalada, tras un edificio alto que me tapaba un trocito de cielo. Valdabra y La Sotonera se tiñen de negro un año más para hacer de hotel a estas aves que este año, como hacía mucho tiempo, recibo encantada al saber que con su corta visita se me anuncia la llegada de días más cálidos.
Primero estaba en estado de shock y ahora, en poco tiempo, me veo en la siguiente fase. La más difícil pero también la más sana. Cuando no eres tú quien toma la decisión, inmediatamente te posicionas en la situación de incredulidad: ¿Cómo es posible que alguien que antes de ayer me decía que me quería, me retire ahora todo su afecto? ¿Qué he hecho yo para esto? ¿Qué es lo que no le gusta de mí que le ha hecho llegar a la conclusión de que ya no me aguanta?. “No puede ser, volverá y me pedirá perdón. ¿O no?”. Normalmente ese tipo de preguntas se quedan sin respuesta y solamente podemos respondernos a nosotros mismos qué es lo que deseamos. ¿Qué deseo que ocurra a partir de ahora para mí, para mi propio beneficio?. Responderse a uno mismo duele y llega la culpabilidad. Es el momento de quitarse la venda de los ojos y admitir la realidad. De no culpar al otro pues es imposible entender con objetividad lo que le ocurre o piensa y mucho menos culparse a uno mismo porque a poco maduro que se
Comentarios
Sopla, que no quede ni una!
Disfrutalo, tienes toda la razón, mejor mirarlo de las dos maneras, por arriba y por abajo.