UN FINAL SENCILLO PARA UNA ÉPOCA COMPLICADA
Este año comenzó difícil, de repente parecía como si todo se sucediera en una película y las cosas que una quería pudieran ir desapareciendo mientras sólo podía contemplar desde lejos cómo todo cambiaba de rumbo hacia nuevos y desconocidos puertos.
El tiempo corre, con él se suceden los acontecimientos y, aunque una quiera detenerse, la vida tiene su propia ley y para bien o para mal nos va situando en el lugar que ella considera oportuno. Pocas veces en el lugar que una sueña.
Así, en menos tiempo del esperado, encuentra una un nuevo hogar y una nueva una, en apariencia más débil pero en realidad más en contacto consigo misma, con sus errores y aciertos, con sus miedos, sus realidades y lo que es mejor: sus sentimientos.
Los humanitos (al menos los que nos preguntamos cosas) nos encontramos y desencontramos continuamente. Es lo que nos hace avanzar. Con cada desencuentro se produce, tarde o temprano, un encuentro: con uno mismo, con alguien o con algo. La cuestión es sacarle el máximo partido a lo que ocurre, aprender una lección y convertir lo ocurrido en un nuevo cuento con moraleja que engrose la biblioteca de nuestras vidas.
Tras un breve despecho, un ligero y extraño encuentro con otro amor sin culmen, dos mudanzas, un “rotondazo”, la triste pérdida de un familiar, con permiso de mis hormonas y a pesar de ellas: le dí carpetazo a este último y largo invierno para dar paso directo al verano que me esperaba en mi adorada isla de la calma que me devolvió a casa reafirmada en la idea de que, puesto que estamos sólo de paso, hay que disfrutar la vida con la visión única del presente porque lo demás es accesorio, fútil y tan efímero que desaparece con la misma facilidad de una gota de lluvia sobre el asfalto ardiente del verano.
Comentarios
que te quiero mucho su eminencia!
Besos
¡Ahí le has dao SOMMER, ahí le has dao!, hay que tomarse la cosa un poquito menos en serio que ella solita ya se pone seria.
Besicos!