La nueva pedantería
Últimamente me ocurre que me canso del discurso popular
general. Como todos tenemos acceso a
internet nos pensamos que todos sabemos mucho de todo y nos creemos en
posesión de una verdad absoluta que no corresponde. Así, me encuentro con incongruencias como que
no es bueno masticar chicle mientras conduces o que oler pedos mejora el
cutis. Y ojo como le discutas a nadie
sobre ese estudio tan científicamente comprobado que asegura que la Universidad
de Michigan ha descubierto que cortarse las uñas cabeza abajo ayuda a
fortalecerlas o aquél informe del Instituto de la Salud de Kentuky según el cual ponerte hasta arriba de alcachofas te mantiene joven porque
tienen muchos antioxidantes.
Yo misma me veo continuamente en discusiones sobre los
conflictos árabes sin saber realmente bien sobre lo que hablo (más que nada
porque la información del telediario tengo claro que está manipulada y ni
pensar en los periódicos digitales). Me
sorprendo tantas veces participando en conversaciones o escuchando discursos de
gente que con seguir un blog o pasarse las tardes leyendo publicaciones
digitales se dedica a darme lecciones que ya dudo si yo misma tengo idea de
algo en esta vida.
Total, que un día me encuentro en una situación tan
disparatada como intentar tomarme un ibuprofeno para una tremenda jaqueca y que
alguien con el enésimo cigarro en la mano y tras la enésima cerveza me diga que
“cómo me tomo eso que según los estudios publicados es malísimo para los
riñones”. O esa madre tan abnegada que
le niega la leche de vaca o el gluten (sin ningún análisis previo) a su nene
para limpiarle el organismo a la vez que le enchufa un biberón de bebida
achocolatada de soja transgénica.
Que estamos en la era de la información es un hecho y que
esto ya se está convirtiendo más bien en la era de la “sobreinformación”,
también. Como siempre, elijo mantenerme
en ningún extremo y dudar tanto de lo escrito como de lo hablado tanto por
otros como por mí misma porque tengo comprobado (no científicamente, pero
tiempo al tiempo) que cualquier exceso es contraproducente y en este caso, un exceso de información nos arriesga a caer en la pedantería.
Palabra de pensadora.
Comentarios
Saludos!
Saludos para tod@s! (y orujo, por supuesto)