Una mujer feliz
Haciendo repaso de mi año 2016 he
llegado a la conclusión de que otra vez y a pesar de algún que otro traspiés,
ha sido un año en general feliz. El mantener un trabajo fijo que más o menos me agrada a
pesar de los malos ratos y el estrés normal de un puesto de responsabilidad,
tener una pareja estable y amable, una familia funcional y la capacidad de
agradecerlo todo me ha convertido en la mujer feliz que ahora escribe
aprovechando un hueco tonto en pleno horario laboral.
Por supuesto que lloro, me enfado y me siento desgraciada
más de una vez al mes pero también río y me lo paso bien a menudo lo cual me
hace concluir que mi felicidad no es sólo una cuestión externa que me conceda
el hecho de tener la suerte anteriormente citada, sino que internamente he
conseguido una dosis de humildad suficiente para poder mirar atrás y entender
que todo el camino recorrido hasta aquí es parte “contratante” de mi felicidad
y que ésta no es sólo un estado anímico sino una consecuencia de la constante
búsqueda a la que me someto: nunca quieta, nunca estática, siempre atenta y por
supuesto, pensante.
Así que para mi 2017 deseo saber mantenerme sana siempre que
esté en mi mano, querer a quien me quiere, obviar a quien no, trabajar duro y
con ganas, disfrutar de lo que tengo, sonreír siempre que pueda y llorar
siempre que haga falta, saber divertirme y permitírmelo. Todo como componentes necesarios del camino
de la felicidad este al que llevo incorporada algún tiempo ya y que tan buen
resultado da.
Queridos Internautas, les deseo saber encontrar ese estado
feliz, no uno igual que el mío sino el suyo propio… ¡Feliz 2017!
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