ESPIRITU DEPORTIVO
Anoche refrescó. Hubo una pequeña tormenta, las calles se empaparon y al abrir todas las ventanas, la casa se inundó de olor a tierra mojada y suave brisa fresquita de campo. Con esas condiciones, decidí esmerarme con la cena y regalarnos a mí y a Bonito del Norte una jornada de sofá y tele.
Elegimos un canal de estos del grupo grande ese que tiene casi todas las cadenas de televisión y más que cultura, información o entretenimiento vende champú y seguros de coche. No es nada nuevo que las cadenas privadas dediquen largos tiempos a la publicidad pero me quedé anonadada al ver que en el noticiario, sección de deportes, nos presentaron a Nadal cocinándose la cena y se hablaba del partido de la eurocopa que se estaba disputando para enseguida y mediante el mismo presentador, ofrecernos (¡como no!), un seguro de coche a todo riesgo con el que no hay que preocuparse de nada más que de pagar muy poquito dinero al mes. Conclusión: en España sólo se practica fútbol y tenis y a los deportistas olímpicos que ahora mismo están sufriendo lo suyo preparando tamaña competición, ni nombrarlos.
Porque lo que nos importa es lo guapos y apañaditos que son nuestros futbolistas ya sea en sus partidos habituales con sus clubes privados o en partidos oficiales de la selección de los cuales se embolsan sus correspondientes y astronómicas primas salidas arcas vacías de clubes endeudados. Y yo me pregunto ¿dónde está el espíritu deportivo? ¿el competitivo? ¿la lucha? ¿la superación?.
Yo hago algo de deporte porque me sienta muy bien, mantengo la línea curva y además produzco endorfinas, aumenta mi concentración y cuando tengo un día bueno me siento muy orgullosa de mí misma lo que aumenta mi auto-estima. Ese es un espíritu deportivo básico.
Se me ocurre que los deportistas de élite llegan a serlo porque tienen un algo especial que les hace sobresalir de la demás gente. Porque tienen grandes poderes de concentración, lucha y competitividad y a mí lo que me emociona al ver una competición es darme cuenta de las ganas que le ponen de superarse a sí mismos y demostrarse que son los mejores porque se lo han currado mucho.
No digo que nuestros futbolistas y nuestro adorado campeón de campeones del tenis sean malos deportistas o que no posean ese espíritu deportivo del que hablo, desde luego sufren lo suyo para estar donde están y tienen derecho a disfrutar los beneficios del don que poseen. Lo que sí discuto es nuestra manera de admirarles, nuestra forma de comprarles y venderles y más aún los raudales de dinero "raro" que corre por sus carteras y que podría invertirse en tantas otras cosas que hacen falta a los mismos que curan sus males delante de la tele en días como ayer.
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En fin.