El Gigante de Guara
Gabardón amaba y celaba profundamente a su hija Gabardiella que, como muchas de las jóvenes montañas de entonces, estaba profundamente enamorada de Gratal, un hermoso monte altivo y difícil de conquistar.
Poco podía imaginar Gabardón que fuera precisamente su montaña adorada la poseedora del amor de aquel monte altivo que tan lejos quería tener. Sin embargo, Gratal y Gabardiella se profesaban un amor intenso como el verde del boj y profundo como las gargantas de los ríos.
En su desesperación por mantener cerca el amor de su hija, Gabardón pidió a su amiga Guara la intervención de su gigante que presto lanzó su poder abriendo la garganta del flumen que ahora fluye entre las sierras de Gratal y Gabardiella separándolas para siempre bajo la atenta mirada de la madre Guara.
Dice la leyenda que Gratal lanzó toda su furia contra el gigante que, dormido, murió tumbado en las faldas de la madre Guara. Así, hoy en día, si uno usa la imaginación y se fija bien en la sierra, desde la carretera de Barbastro hacia Huesca y a la altura de Siétamo, se puede adivinar la figura de un gigante yaciente cuya nariz sería el Picón del Mediodía y la Peña Man del Salto Roldán los pies.
Pensando en esta leyenda, he empezado yo el dos mil quince rascandole la nariz al Gigante de Guara. Podemos estar tranquilos, todo sigue en su sitio.
Comentarios
Eso si, me deja un regusto amargo. Tengo muy buen recuerdo de los días de Barbastro y no pude llegar a hacer barranquismo. Me prometí que volvería pronto y ya va para trece años.
BUBO, ya estás tardando, bajar un barranco es como viajar en globo: hay que hacerlo al menos una vez en la vida!.
Salud y orujo!