WORKING GIRL
Con motivo de mi última visita a la capital, me vino al recuerdo aquella película protagonizada por Melanie Griffith: “Armas de Mujer”.
La cosa tiene que ver con la primera escena en la que la prota camina por la ciudad con su traje chaqueta faldero pero calzada con unas zapatillas. Y es que caminar por la gran ciudad no es cosa tonta y más si el calor aprieta. Los pies son la parte más quejica del cuerpo y bien lo merecen, pues ellos soportan todo el peso de nuestro continente particular.
Dado que mi cita se retrasaba hasta entrada la tarde y mi tren me depositaba en la ciudad de mañanas, tenía que caminar para desplazarme por la ciudad y hacer tiempo, así que, emulando a aquella secretaria venida a más, me calcé mis zapatillas “de correr” y guardé las manoletinas “de señorita” en el bolso para colocarlas en mis inferiores únicamente en el momento preciso.
Así fue como al más puro estilo “working girl” pasé el día enfundada en mis pantalones de pinzas más camisa combinados con las deportivas negras más elegantes que tengo para, en el momento preciso, sentarme en un banco a la sombra y colocarme las manoletinas de oficinista. Una simple acción que cambia el sentido de los pasos que se dan y te llevan donde tú quieres ir: de paseo o a la oficina, sólo hay que cambiarse el calzado.
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