PORTUGAL 2011


Lisboa me recibió un lunes no cualquiera.  Tranquila al principio, caótica después.  Será porque visitarle en agosto no es la mejor opción, será porque había que recorrer todo lo recomendado y esto suele ser lo mismo para todos.  Al fin y al cabo, yo era una turista más entre todos los turistas ávidos de montar en tranvía, comer sardinas, beber licor de cereza y conseguir la más amplia colección de fotos de azulejos posible.





Sintra fue otra cosa.  Un día nublado y fresquísimo hizo de escenario perfecto para disfrutar del precioso Castillo de Pena que parecía recién sacado de una novela de leyendas.  Romántico, colorido y ecléctico,  se dejaba contemplar con una coquetería nada propia de un ser inanimado como él.  El jardín que le rodeaba hizo también mis delicias con su vegetación variopinta, sus fuentes, sus laguitos…  Un lugar plagado de rinconcitos de esos para sentarse a leer y olvidarse que apenas unos metros más allá se encuentra una interminable cola de extraños seres llamados humanos.





Me dijeron que Belem era visita obligada y resultó así, como una obligación, hacer hora y media de cola para visitar el Monasterio de los Jerónimos que sí, admito es espectacular, pero el cansancio tras la espera desmejora (y mucho) la jornada.  Belem también tiene su torre que aparece en todas las guías y su monumento a los descubridores que también.  No llegué a comprar los famosos pastelitos (también cosa de las guías) pero otra cola y me suicidaba.  Elegí cena en el Barrio Alto.




Para despedirme, quise cruzar el Tajo que me dirigió hacia la costa de Caparica para sorprenderme con un extensísimo arenal donde conseguí relajarme y disfrutar de las frescas aguas atlánticas, no sin antes hacer otra paradita turística en ese pedazo de cristo que se dejó fotografiar muy fotogénico él.



Al final, Portugal me regaló un bello atardecer que lleva todos los boletos para ser el número uno del “top-ten” de este verano.


Comentarios

Atlántida ha dicho que…
Guau! preciosa la última foto!
Este fue mi último viaje con Tico... que extraños los lugares donde dejamos el corazón. Supongo que Portugal da más de lo que uno espera ¿no?
PENSADORA ha dicho que…
Pues sí Rebeca, lo cierto es que me sorprendió su riqueza y sobre todo la luz de Lisboa... es preciosa.

Saluditos guapa!

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