Corriendo por el parque
Pisé una piña y me torcí el tobillo. Según la red: “la lesión más común entre los
corredores”. Y ya me fastidia porque yo corredora no soy. Yo corro porque como he dejado de fumar:
a.- me anima ver que puedo
b.- me ayuda a evitar (un poquito, demasiado poquito) los kilos que se me están apoderando.
c.- No hay “c” pero queda mejor una lista de tres que de dos, nunca he sabido por qué
a.- me anima ver que puedo
b.- me ayuda a evitar (un poquito, demasiado poquito) los kilos que se me están apoderando.
c.- No hay “c” pero queda mejor una lista de tres que de dos, nunca he sabido por qué
Por lo demás correr cansa y dependiendo del día es más bien
aburrido. Lo que pasa es que si eres una
tontita como yo, terminas disfrutando de los paisajes que van cambiando con las
estaciones. Y de las sensaciones. Y de las endorfinas. Y de las mallas de los corredores buenorros
que te adelantar sin parar.
Y así ocurrió que en el preciso instante en que la piña
asesina se colocó justo debajo de mi pie derecho y mi cuerpo se tambaleó
dolorido mientras mi boca espetaba un rotundo ¡m*erd*!, un corredor “adelantón”
pasaba por mi izquierda parando en seco a intentar socorrerme. Agradecí la acción, pero insistí en que estaba
bien y seguiría corriendo pero el muchacho se empeñaba en ayudarme hasta que empecé a caminar y se convenció de que no necesitaba un rescatador.
Tras caminar un rato, continué corriendo y mientras lo hacía
empecé a pensar que a lo mejor en el parque pasa como en los gimnasios donde la
gente va más a ligar que a ejercitarse. Ahora que pienso… yo también llevo mallas… ¿será por eso que me
adelantan todos y no por mi lentitud?.
Tendré que hacer una encuesta. Mientras la preparo: pie en alto, bien de
hielo y a cruzar los dedos para que no sea grave.
Comentarios
¡que tio!