Se puede hablar de varios tipos de crisis: económica, filosófica, moral, de valores, inmobiliaria…

Se dice que de una crisis siempre se aprende y doy fe de ello. En los momentos de crisis más profunda es cuando uno se permite la licencia de arañar en lo peor de uno mismo y por lo tanto puede dar forma y nombre a los fantasmas que se han de hacer desaparecer o educar para que vayan en propio beneficio. De todas las crisis se termina saliendo, incluso aunque no se quiera, por más que nos empeñemos, siempre se acaba, lo único que depende de nosotros es cuánto la queramos alargar: buscando soluciones o simplemente dejando que fluya hasta su finalización.

La crisis que me ocupa hoy es una general… la que supuestamente está afectando a nuestro país y que se ha venido a llamar “crisis inmobiliaria”. A algunos os sonará a burrada pero a mi parecer es una crisis que nos tenemos bien merecida. Desde hace unos añitos yo ya venía esperando que ocurriera, sobre todo en el momento en que empecé a ser consciente de las burradas que se estaban haciendo con este tema, sobre todo me ha parecido de lo menos acertado lo que han hecho muchos pequeños empresarios: invertir sus ganancias en pisos, casas… vamos, que lo que han hecho ha sido inmovilizar su capital en lugar de reinvertir en industria que al fin y al cabo no deja de ser otro de los motores principales de la economía de un país.

En estos últimos diez años lo único que se ha hecho en este país ha sido construir, construir y comprar pisos, comprar casas, hipotecarnos hasta las cejas ¿para qué?, para tener un piso como inversión. Nada me parece más descabellado. Alguno de mis amigos cuando lea esto se sentirá identificado, lo siento, pero esta ya era mi opinión cuando, afortunadamente, decidí vivir de alquiler.

Resulta que ha habido gente que teniendo ya un pisito conforme a sus posibilidades, en plena locura inmobiliaria decidió “invertir mejor” y comprarse otro, especulando con el precio del antiguo piso y solicitando hipotecas de hasta ¡treinta o cuarenta! años por el nuevo. Si las cosas siguen así, esta pobre gente se encontrará con que el pisito nuevo (supuesta inversión) irá decreciendo en su valor y terminará teniendo que vender al mismo precio de compra o incluso inferior, eso si consigue venderlo. Mucho ahogo económico es lo que espera a esos valientes.

Tema inmobiliario aparte, lo que también me está sorprendiendo mucho es que estamos hablando de crisis económica sin que ésta haya terminado de declararse. Tengo la sensación de que estamos sucumbiendo a una especie de “efecto paranoia” que consiste en que al asomar las orejas del lobo sin que este llegue a rondarnos, echamos el freno, nos asustamos, alarmamos y con ello lo que hacemos es llamar la atención de ese lobo que aunque no tenía intención de venir a por nosotros ahora lo hará y con toda su fuerza.

Me explico: ante la amenaza de crisis, ahora la gente que podría invertir y movilizar la economía movilizando sus capitales, se retrae y mantiene el capital inactivo, lo que supone una paralización de la economía general (que no es sólo la inmobiliaria) y entonces sí, al no haber inversiones, al no haber movimiento económico, producimos una crisis.

Por cierto, a mi parecer, tampoco nos va a venir mal. A ver si por suerte el país se despierta y nos damos cuenta de que no sólo la construcción es una buena inversión. Que tenemos muchas posibilidades y que en lugar de sacar nuestra industria al exterior podemos localizarla aquí, donde la necesitamos.

Amigos internautas, en lugar de “emparanoyarnos” , movámonos, saquemos nuestras mejores armas y mantengamos las economías a flote sin tener que depender del puñetero ladrillo que tanto daño nos hace. Aprovechemos esta crisis para educar al fantasma inmobiliario y terminar con la especulación.

Comentarios

El Pez Martillo ha dicho que…
Hola,

anoche, en el curro, estuvimos hablando precisamente sobre el tema. Tanta locura por comprarse pisos y al final todo el mundo con el agua al cuello. La verdad es que se veía venir que cuando los precios subieran un poco (y tarde o temprano lo iban a hacer) esto iba a pasar.

Además de lo que dices, yo planteo la posibilidad de que esta supuesta crisis sea en parte provocada. Me mosquea mucho que se haya empezado a hablar de unos meses para acá. Tras la experiencia balear del 2003 (lo hoteleros en guerra abierta con el gobierno autonomico empezaron a lanzar mensajes pesimistas sobre el turismo y consiguieron que el miedo provocara un cambio de gobierno, y al mes de las elecciones ya estaban felices y esperando un aumento del turismo). Si no fuera porque la crisis no solo es española, diría que no volveremos a oír hablar de ella hasta dentro de 4 años.

Para terminar, te diré que la palabra crisis viene del término griego krinein, que significa "juzgar". De ella también vienen criterio o criticar. Por lo tanto, una crisis es un momento de juicio, en el que hay que distinguir con qué nos quedamos y que desechamos (entre otras cosas).

Saludos.
PENSADORA ha dicho que…
Estamos de acuerdo, amigo martillofish.
Un saludete y a pasar buena semana que ya estamos terminando.
Psicologo em fortaleza ha dicho que…
hola amigos este blog es muy buerno gracias guia de estambul

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