CARIDAD POR EGOÍSMO


Lo de vivir en la zona rica  del planeta (crisis mediante) está bien, al menos resulta difícil llegar a saber algún día lo que es la desnutrición, o el frío, o la fiebre amarilla.  Y también tiene la ventaja de que, como las necesidades básicas están cubiertas, se puede divagar y divagar sobre lo que a uno le venga en gana.  Y así, divagando, me he encontrado con el discurso de la caridad, el voluntariado y la ayuda internacional.

Me ha resultado curioso descubrir una extraña corriente crítica que pone de vuelta y media a los colaboradores, voluntarios o como queramos nombrar a aquellos que tienen a bien intentar hacer algo por quienes necesitan.  En este caso, me hacen gracia quienes les tachan de egoístas con el pretexto de que sus acciones van más encaminadas al bien propio que al del semejante.

No encuentro yo nada de egoísta sentirse bien por hacer el bien.  ¿Dónde está el mal? ¿Dónde está el daño?.  Al fin y al cabo por muy bien que se sienta una persona que hace algo por otra, el resultado final es el mismo: ayudar.  Y es más ¿acaso es malo que alguien haga algo por sentirse bien, sea lo que sea? Sobre todo si la acción va encaminada a mejorar la vida de los demás.

Es como si quisiéramos darle más vueltas a una larga tuerca.  Un criticar por criticar que no me deja lugar más que a pensar que la cosa tendrá mucho que ver con la envidia de aquellos que no saben dónde orientar su propia energía o que no saben cómo auto-justificarse en su falta de caridad.  Que no lo encuentro como un defecto oiga, pero me queda claro que estos sí y ahí es donde está lo triste.

Tanto darle vueltas a la tuerca, vamos a pasarla de rosca.

Palabra de pensadora.

Comentarios

Manuel S. ha dicho que…
Totalmente de acuerdo con el texto, aunque por desgracia son muy pocos los que hacen uso de la caridad, dentro de una socidad en la que cada día priman más los valores de corte egoísta.. un saludo! ;)
El Pez Martillo ha dicho que…
Precisamente los tiros de la corriente crítica van por ahí. No se trata de criticar el que se ayude, sino esa imagen santurrona y como de superioridad moral que adoptan algunos de los que ayudan, y con la que parece que están abofeteando y mirando por encima del hombro a los que no ayudan o ayudan menos que ellos (y ojo, que este puede ser otro de los motivos).

Quien quiera ayudar, que ayude, pero que no venga con milongas. Al fin y al cabo, como dices, tampoco pasa nada si se ayuda por egoísmo (y otro ojo, que en boca de unos el egoísmo tiene un matiz negativo que en boca de otros no tiene porqué tener). Mientras al final ayudadores y ayudados estén a gusto, ya va bien.

Al final, la diferencia la marca aquello de que la mano izquierda no sepa lo que hace la izquierda. A poco que hagas publicidad de lo bueno y altruista que eres, ya huele a chamusquina.

Saludos.
El Pez Martillo ha dicho que…
Uy, que la mano izquierda no sepa lo que hace la derecha. A no ser que la mano izquierda tenga doble personalidad...

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