CONSEJOS VENDO Y PARA MI NO TENGO
Solemos utilizar el dicho de manera peyorativa, como si el aconsejador incumpliera alguna ley universal no pudiendo seguir sus propios consejos.
Una vez me contaron que mi sin par Albert Ellis se había suicidado, como si ese hecho le restara credibilidad. Aunque fuera cierto, que no lo es (el pobre murió de puro viejo), las circunstancias de su fallecimiento nada tienen que ver con el bien que hizo desarrollando una de las teorías más reveladoras en lo que a terapias psicológicas se refiere, aunque no pudiese autoaplicárselas pues nadie puede ser objetivo consigo mismo.
Lo cierto es que los consejos parten de la objetividad. Cuando uno ofrece un consejo posee la ventaja de la distancia, de la objetividad de no ser quien está sufriendo o viviendo una situación. Cuando es uno mismo el que está sufriendo algo no puede ser objetivo, porque no se tiene la perspectiva exterior, sólo la interior. Así, puede que yo mismo no actúe de la manera en que aconsejaría a alguien pues es imposible alcanzar la perspectiva exterior de uno mismo, excepto a través de los demás.
Así bien, lo de “aplícate el consejo” no es un buen consejo, si no casi un reto.
Palabra de pensadora.
Comentarios
Muera yo triste, ría la gente...
todo sigue, aunque yo me aparte.