La “viejera” y el fin del romance
Esto sí es algo que no puede cambiar: el tiempo pasa y
punto. Aunque una se sienta y actúe como
una chiquilla, el mismo oxígeno que nos sirve para respirar también nos oxida y
la gravedad ejerce su acción inexorablemente pese a cual parte del cuerpo le
pese.
Pero no es sólo una cuestión física/biológica esto de
hacerse mayor. La visión también cambia
y parece como si todo se tornara en extraños colores otoñales muy acordes con
la fecha de hoy. Porque hoy es el día en
que me doy cuenta que con la edad también llega una especie de final de un
romance.
La perspectiva cambia y lo que antes hacía ilusión, ahora
cansa. Como en un matrimonio aquellos detallitos del otro que al principio te
hacían gracia o producían ternura, con los años resultan ser aquello que más te
enerva.
Doy por hecho que esto, como todo, es cuestión de
adaptación. De aprender a mirar las
cosas desde la nueva perspectiva que otorga el simple “darse cuenta”, cosa la
cual siempre es un paso en la buena dirección.
Será cosa de la “viejera”.
Comentarios
Sí "apañero" hay que mantener los ojos y sobre todo el tozal bien abiertos.
Ale pues!
Pero es algo que tenemos que asumir, lo mismo que tenemos que asumir que tras ellos vamos nosotros.... ¡¡¡¡REQUETE-UUUFFFF!!!