EMPANADA DE TORPEZA


Ayer hizo un día estupendo, una tarde maravillosa de primavera que me inspiró para ir a comprar al súper…

Todo bien, hasta que, una vez en la caja fui a pagar:

1º empanamiento: no había sacado dinero, a pesar de que mis neuronas intentaron engañarme diciendo que sí.
2º empanamiento: no había revisado mi cartera antes de salir de casa (cosa que suelo hacer conociendo mi capacidad de despiste).
3º empanamiento: me había dejado la visa en la mesilla.

1º (y único) afrentazo: “son sopocientos cinco con noventa y cinco”, “¡ups!, no llevo dinero, le pago con visa…”, “… ¡ups!, no llevo la visa… ¿me guarda la compra que enseguida vengo?”; “por supuesto, aquí la espero, señora” (¿¿mmmm??? ¿¿¿señora???, casi me la cargo a la pobre).

1º momento de lucidez: dejo el coche aparcado y voy andando a casa que me cuesta un momento, así cuando vuelva ya tengo el coche aquí y no tengo que volver a mirar parking.

4º empanamiento: es primavera y voy abrigada como si fuera enero, así que me aso de calor de camino a casa…
5º empanamiento: voy directa al banco… ¡zopenca! Que la tarjeta está en casa. Subo a casa, cojo la tarjeta, bajo al banco.

2º momento de lucidez: por si acaso, saco dinero de más.

6º empanamiento: me sigo asando de calor… ¿por qué coño no me he quitado el abrigo?
7º empanamiento: llego al súper y me confundo de cajera. Al fin, la señorita que me llama “señora” (¡perra!) sale en mi ayuda, coge las bolsas con mi compra… ¡y se le caen los huevos!.
8º empanamiento: voy a buscar otra caja de huevos… ¡estoy tan cansada que me empano y no encuentro los puñeteros huevos, si hace media hora los he visto, no puede ser!

3º momento de lucidez: pregunto a un empleado por los huevos ¡de marras!.

9º empanamiento: ya estoy de camino a casa ¡por fin!. Aparco a la primera ¡yupi!, saco las llaves y se me caen: una vez al cerrar el coche, otra vez al ir a abrir la puerta de abajo y ¡una tercera vez al abrir la puerta de arriba! ¡por dios!.

APOTEOSIS FINAL: por fin entro en casa, suspiro aliviada y de camino a la cocina ¡tropiezo con un bote de pintura que aún no había recogido!. No me caí, pero casi. Menos mal que me dio por reirme.

Resumiendo: (nueve empanamientos + un afrentazo – tres momentos de lucidez) / APOTEOSIS FINAL = “pensadora estás torpe, necesitas descansar”.

No sé si ayer me convertí en Pepe Viyuela, Steve Urkel o Mr. Bean pero sólo me faltó romperme una pierna, menos mal que otros ya se las rompen por mí…

Comentarios

CASIOPEA ha dicho que…
Yo, el otro dia con mi empanamiento de los ultimos dias, cuando volvia del master del universo mundial en móviles me tregue un bolardo, como que no tenia bastante ya.
anda queeee....
anselmo ha dicho que…
Yo ayer no podia con mi alma
El Pez Martillo ha dicho que…
Jajajaj, hay que ver lo que hace el empanamiento... Contarí alguna anécdota, pero hoy no me viene ninguna a la cabeza.

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