MATERNIDAD
La maternidad. Un deseo. Puede que el más humano, profundo, animal e instintivo que se pueda experimentar, capaz de provocar una auténtica revolución emocional en la mujer.
A lo largo de mi vida e ido recibiendo información sobre el asunto en muy variadas formas, pero siempre lo había visto en tercera persona, como algo que no me afectaba e incluso pensaba que ese sentimiento de frustración por no poder procrear, estaba reservado a las parejas estables que decidían tener un hijo y no lo conseguían.
El tiempo y la edad me han demostrado que no. Que existe un reloj biológico dentro de cada mujer que le indica que el momento ha llegado, que es ahora o nunca, que la naturaleza hace su trabajo y que como el ser vivo básico que soy, tengo una función y esa función es nada más y nada menos que dar vida… DAR VIDA!.
La primera vez que sentí esa especie de “llamada de la selva” fue el mismo día que me comunicaron que mi propia vida corría peligro. Enseguida pensé “tengo que vivir, porque quiero ser madre”.
“Quiero ser madre”… ¡vaya plan!.
Lo que me parece más curioso es que hoy en día las mujeres ya no nos planteamos la maternidad como una extensión de nuestras relaciones amorosas: enamorarse, casarse y procrear. Ahora es una cuestión de propia elección, de un sentimiento profundo, un escuchar a tu naturaleza y procrear por convencimiento propio. Por un auténtico deseo de ejercitar el grandísimo poder que la naturaleza nos ha concedido.
Cada vez se ve más normal lo de la madre soltera, bien porque se haya separado de su pareja, bien porque su pareja haya fallecido o bien porque, simplemente, no tiene pareja y ha decidido seguir adelante con su naturaleza.
Existen maneras de procrear sin necesidad de una pareja, para las mujeres cada vez es más fácil, cosa de dinero y bancos de esperma. También existe el planteamiento de darle “una alegría” a algún pobre desgraciado que no se entere de nada y te haga un hijo que nunca conocerá. Incluso las hay que han conseguido llegar a un pacto con algún inocente para “fabricar” una criatura y acordar una custodia compartida (opción, por cierto, que a mí me parece la más cuerda).
Dicen por ahí, que esa sensación de desasosiego, ese mirar con cierta envidia hacia las mujeres embarazadas y acariciar la cabecita de cada bebé que te encuentras, se pasa con el tiempo. Esperemos que así sea.
A lo largo de mi vida e ido recibiendo información sobre el asunto en muy variadas formas, pero siempre lo había visto en tercera persona, como algo que no me afectaba e incluso pensaba que ese sentimiento de frustración por no poder procrear, estaba reservado a las parejas estables que decidían tener un hijo y no lo conseguían.
El tiempo y la edad me han demostrado que no. Que existe un reloj biológico dentro de cada mujer que le indica que el momento ha llegado, que es ahora o nunca, que la naturaleza hace su trabajo y que como el ser vivo básico que soy, tengo una función y esa función es nada más y nada menos que dar vida… DAR VIDA!.
La primera vez que sentí esa especie de “llamada de la selva” fue el mismo día que me comunicaron que mi propia vida corría peligro. Enseguida pensé “tengo que vivir, porque quiero ser madre”.
“Quiero ser madre”… ¡vaya plan!.
Lo que me parece más curioso es que hoy en día las mujeres ya no nos planteamos la maternidad como una extensión de nuestras relaciones amorosas: enamorarse, casarse y procrear. Ahora es una cuestión de propia elección, de un sentimiento profundo, un escuchar a tu naturaleza y procrear por convencimiento propio. Por un auténtico deseo de ejercitar el grandísimo poder que la naturaleza nos ha concedido.
Cada vez se ve más normal lo de la madre soltera, bien porque se haya separado de su pareja, bien porque su pareja haya fallecido o bien porque, simplemente, no tiene pareja y ha decidido seguir adelante con su naturaleza.
Existen maneras de procrear sin necesidad de una pareja, para las mujeres cada vez es más fácil, cosa de dinero y bancos de esperma. También existe el planteamiento de darle “una alegría” a algún pobre desgraciado que no se entere de nada y te haga un hijo que nunca conocerá. Incluso las hay que han conseguido llegar a un pacto con algún inocente para “fabricar” una criatura y acordar una custodia compartida (opción, por cierto, que a mí me parece la más cuerda).
Dicen por ahí, que esa sensación de desasosiego, ese mirar con cierta envidia hacia las mujeres embarazadas y acariciar la cabecita de cada bebé que te encuentras, se pasa con el tiempo. Esperemos que así sea.
Comentarios
Bromas aparte, esa sensación es muy visceral y femenina como para poder concebirla lo suficientemente bien, pero creo que aveces el paso del tiempo y la necesidad inconsciente de quedarnos en el mundo en alguna forma (hijo) también puede tener que ver para que aparezca.
Saludos y que las hormonas no te machaquen mucho más en estos días
Noto en mí ese instinto que me hace cogerlos en mis brazos de determinada manera y hacer que se sientan protegidos.
No hay en este mundo acto mayor de amor que dar la vida a otro ser. Las mujeres tenéis la suerte de vivir el milagro desde dentro de vosotras, aunque nosotros podemos (y debemos) implicarnos mucho incluso antes de la concepción.
Mi reloj biológico afortunadamente aún me permite mucho tiempo para pensar el momento en que tome la decisión. Para mí lo ideal es encontrar alguien por quien sienta tanto amor que decidamos prolongarlo hasta una nueva vida. No concibo la idea de irme de aquí sin haber dejado algo mío.
Hace poco nació la hija de una chica muy especial para mí por muchas cosas que hemos vivido juntos. Viví su embarazo y su nacimiento como una de las cosas más hermosas de toda mi vida.
El otro día pude tenerla en mis brazos dormida (ya te pasaré una foto) y te aseguro que casi la sentí como mía (por muchas razones).
Cuando nació escribí algo para ella. Espero que te guste...
http://vantysch.blogspot.com/2008/07/ha-nacido.html
Mil besazos, serás una mami de esas q le diran a tu hijo en la "guarde": "yo quiero una mami como la tuya...
Creo que son muchos factores los que influyen:
1º El hecho de ser mujer, de tener un don muy valioso que es la posibilidad de albergar y crear vida en tu interior, rozando la deidad...
2º La edad, la cercanía del fin de tu era fértil.
3º Las hormonas, las que te dicen "hey chica! que para algo estamos aquí ¿no?".
4º La soledad, la idea de no volver a sentirte sola porque allí habrá alguien que depende totalmente de tí, al menos, durante unos años.
5º El amor a la vida y las personas, desoyendo la problemática de la sobrepoblación mundial.
6º Si hay pareja, el amor a tu pareja.
Uuuuffff!!! la hormona... este mes está cañera!
Los tíos también sentimos a veces esa necesidad de tener hijos, pero hay que reconocer que es más difícil ser padre soltero que madre soltera, así que nos hemos de buscar una mujer digna de ser la madre de nuestros hijos (o, más moderno, la madre de alguno de nuestros hijos), y esa es la dificultad. Aunque tampoco creo que vosotras os lieis con el primero que pasa por la calle.
Pienso que lo de la maternidad/paternidad es cuestión de algo más que de pegar un polvo y ya está, que entre los dos ha de haber algo más. Dime anticuado, pero mi comentario ante la gente que me pide porqué hay tantos prematuros hoy en día (que es verdad, los hay, lo he de padecer en el curro), es, simplemente "porque ya no se folla como antes".
Besos.
VAN: Ya leí tu post en su día y me encantó. A mí me ha pasado algo parecido, mi ex-ex-ex-novio ha tenido una nena preciosa y no veas la ilusión que me ha hecho.
PEZ: Mire usted, ni anticuado ni leches... me parece su opinión la mar de razonable y admirable. La cuestión es que llegada a una edad y con pocas opciones a la vista, una se plantea según qué barbaridades. Desde luego, para mí lo ideal sería tener un padre, que existiese ese lazo, un amor tan grande por alguien como para desear extender ese amor en una nueva vida.
Pens, oye, a todo esto, lo de enganchar a un panoli y tal... ¿no tendrá que ver con tu viaje a Mallorca, verdad? :-)
shalom
Estoy dispuesto a escuchar una oferta. Puedo adjuntar foto para que se haga usted una idea de cómo quedarían los churumbeles.
Ya sabía yo que esta entradita iba a hacer algún estraguillo.
Tranquilitos todos, que sólo escribí por descargar y refiriéndome sobre todo a los casos de madres solteras que hicieron cosas como esas.
En mi caso, de momento, prefiero seguir esperando al padre de mis hijos que, por supuesto, será difícil de encontrar más que nada porque no lo busco.
Así que Horrach, tranquilo, en mallorca sólo playita y cañas. Nada de pesca. Además ¿acaso mallorca es el extranjero?.
Y Gato, gracias por la oferta pero me espero de momento.
Por lo demás, está bien lo de no buscar, porque en estas cosas, el estar buscando impide que se encuentre (y el estar como "pasota", hace que estés con la guardia bajada, así que cuidadín).
Y sobre Mallorca, viendo la cantidad de ingleses, alemanes, chinos y demás que campan por aquí, yo ya tengo mis dudasde si es el extranjero o no...
Y no digas nunca jamás, que no sabes lo que te puedes encontrar...
Besos.
Supongo que es cosa de cuerpos y cabezas.
sigo apostando que la maternidad es cosa de dos, pero bueno creo que aun te quedan un par de años de disfrute de tu vida, luego eso de "mi vida" se acabo!
besitos wapa
¿Sólo un par de años?... mmm... ah pues sí... ya tengo 33 ¡dios!.
Cecilia, bienvenida y sigue allí que lo más divertido es intentarlo ¿no?.
shalom
pues si es cosa de tres en eso tienes razon, y creo que buena opinion tendria el tercero en discordia, quizas su opinion es de mucho peso.
besos y abrazos
Y por eso aún no está tomada, aunque cada año llama más fuerte a la puerta.
un beso.
Qué coincidencia...