A VUELTAS CON LAS CIUDADES
Muchas veces se habla de las grandes ciudades como junglas. Junglas de cristal, hormigón y hierro. Y ¿qué es lo que diferencia a las ciudades de una auténtica jungla?... en mi modesta opinión, la vida. La vida humana.
Desde luego, entiendo que esas otras junglas habitadas y construidas por la naturaleza también son, o más bien fueron en su origen el hábitat humano. Pero estos días se me ha puesto a mí en la nariz que una ciudad sin personas se convierte en nada. En algo inanimado, sin vida, sin ninguna vida.
Me vienen a la cabeza imágenes de películas como “Pactar con el Diablo”, “Abre los ojos” y su versión americana “Vanilla Sky” en las cuales sus protagonistas ya hacia el desenlace final, se encuentran de repente solos en una ciudad vacía, sin personas, sin coches, sin movimiento. En esos momentos un hombre no puede más que sentirse afligido, fuera de su medio. Porque una ciudad sin personas no es ciudad.
En una escena, también de “Pactar con el Diablo”, Robert De Niro, en su papel del diablo se confiesa un humanista, “un devoto de los hombres” y digo yo que no es para menos pues, desde luego, imaginándome a mí misma en esa situación, engullida por una ciudad vacía lo primero que buscaría es un humano.
Desde luego, entiendo que esas otras junglas habitadas y construidas por la naturaleza también son, o más bien fueron en su origen el hábitat humano. Pero estos días se me ha puesto a mí en la nariz que una ciudad sin personas se convierte en nada. En algo inanimado, sin vida, sin ninguna vida.
Me vienen a la cabeza imágenes de películas como “Pactar con el Diablo”, “Abre los ojos” y su versión americana “Vanilla Sky” en las cuales sus protagonistas ya hacia el desenlace final, se encuentran de repente solos en una ciudad vacía, sin personas, sin coches, sin movimiento. En esos momentos un hombre no puede más que sentirse afligido, fuera de su medio. Porque una ciudad sin personas no es ciudad.
En una escena, también de “Pactar con el Diablo”, Robert De Niro, en su papel del diablo se confiesa un humanista, “un devoto de los hombres” y digo yo que no es para menos pues, desde luego, imaginándome a mí misma en esa situación, engullida por una ciudad vacía lo primero que buscaría es un humano.
Comentarios
En todo caso totalmente de acuerdo en que las ciudades vacías no son ciudades, sino un espacio extraño.. Es algo parecido a lo de Marx sobre que el hombre no se puede definir sin su entorno, y viceversa en este caso..
Me alegro de que te gustara la canción, no sé por qué pero me pega mucho contigo. La niña esta tiene mucho talento, y la verdad es que me resulta adorable en general.
Saludos y encantado de encontrar tus posts reflexivos otra vez
Anónimo, lo de la soledad en compañía más bien es un síntoma que ya me conozco yo bien.
Buena reflexión.
No es agradable quedarse solo en una ciudad como la que pintas, pero...y en una selva? Nos desenvolveríamos mejor? Estaríamos rodeados de vida por todas partes. Sería el opuesto de la situación que planteas.
Pues chica, para serte sincera...tampoco me veo.
Qué dilema.
Un beso.
Y ojo también con la gran ciudad habitada, para según quién (una servidora) una auténtica ciudad es peor que una selva.