EN EL PRE-PIRINEO, TODOS LOS CAMINOS CONDUCEN A AINIELLE
10:00 de la mañana. A la altura de Biescas, nos encontramos con un monumental atasco de coches que damos por sentado se debe a la proximidad de las pistas de esquí. Hacemos un cálculo rápido: si decidimos seguir por ese camino no culminaremos el pico a tiempo, mejor renunciar y aceptar que deberíamos haber madrugado más. Decidimos pensar una excursión alternativa y se me enciende la bombilla: “chicos, ¿habéis estado en Ainielle?”.
Cuando, hace mucho más de diez años, el que era mi novio me recomendó la lectura de “La lluvia amarilla” de Julio Llamazares no imaginaba la devoción que despertaría en mí la visita del pueblo de Ainielle donde están ubicados los acontecimientos del libro.
Visitar Ainielle siempre resulta hermoso. Si has leído u oído hablar del libro, más. El camino que lleva desde Oliván hasta allí es cómodo y no muy largo (unas dos horas). Cuando empiezas a divisar lo que debieron ser los campos de labranza y casi como una aparición, a través del bosque, divisas la derruida torre de la iglesia, no se puede evitar pensar que un día todo aquello estaba vivo, que allí se sucedieron vidas e historias que jamás conocerás, pero que de seguro, serían dignas de llenar no sólo un pequeño libro, sino varios.
Las visitas a pueblos abandonados de la Sierra de Guara o el pre-pirineo siempre son un éxito. Porque, además de hacer un poquito de ejercicio, se pueden contemplar paisajes de lo más fotogénicos, como el verde de los campos combinado con el gris de la piedra que compone las construcciones abandonadas, dando un toque misterioso y bucólico a la estampa de entrada de cada uno de los pueblos que hoy nos gritan que no quieren ser olvidados.
Comentarios
saludos
¿no te das cuenta que querriamos estar en esa excursion?
espero que lo pasaras muy bien(por lo que cuentas parece que si)
un saludo
Saludos a tod@s!