ILUSIONES
Siempre que llega el frío empieza la temporada de la introspección. Pues bien, introspectando me encuentro con la idea de la pérdida de ilusión.
En nuestra sociedad del bienestar quien más y quien menos vive más o menos cómoda o desahogadamente (exceptuando, por supuesto, a los que ya han sucumbido a la crisis hipotecaria) así que las ilusiones que tenemos pasan a tener una forma más bien efímera. Así, nunca estamos conformes con lo que tenemos y solemos mantenernos en un estado de constante inconformismo.
¿Por qué no nos fijamos en lo que tenemos y nos alegramos por ello?. Porque la ilusión es el motor de nuestra vida consciente. Es la ilusión lo que nos va empujando a plantearnos objetivos y metas. Sin ilusión nos encontraríamos vacíos, indolentes, sin ganas de hacer nada. Cuando vamos consiguiendo las cosas que nos vamos planteando es necesario ir manteniendo las antiguas ilusiones o creando nuevas que nos vayan empujando a andar por la vida con una sonrisa, no sólo por lo que tenemos sino por la ilusión de lo que podamos tener.
Cuántas veces he oído aquello de “cuando no te lo plantees, lo conseguirás”, ¿esto es un consejo o una amenaza?. A mí me parece que es más peligroso el no tener ningún planteamiento en la vida que el mantener un mínimo de ilusión por algo. La cuestión es que si mantenemos ilusiones de una manera sana, es decir, no como obsesiones, seremos más capaces de ver y atrapar las oportunidades que se nos van presentando.
Lo que nos hace felices no es conseguir todo lo que tenemos, sino la ilusión de conseguirlo aunque, atención, el no tener una ilusión tampoco supone ser personas vacías. A veces, se pasa por épocas de la vida en que no hay ilusiones, épocas en las que, quizá, estamos cansados de todo el trabajo realizado y necesitamos descansar. Perdonémonos entonces y démonos una temporadita de asueto para recargar energías y volver al ataque con ilusión y fuerza.
Palabra de pensadora.
En nuestra sociedad del bienestar quien más y quien menos vive más o menos cómoda o desahogadamente (exceptuando, por supuesto, a los que ya han sucumbido a la crisis hipotecaria) así que las ilusiones que tenemos pasan a tener una forma más bien efímera. Así, nunca estamos conformes con lo que tenemos y solemos mantenernos en un estado de constante inconformismo.
¿Por qué no nos fijamos en lo que tenemos y nos alegramos por ello?. Porque la ilusión es el motor de nuestra vida consciente. Es la ilusión lo que nos va empujando a plantearnos objetivos y metas. Sin ilusión nos encontraríamos vacíos, indolentes, sin ganas de hacer nada. Cuando vamos consiguiendo las cosas que nos vamos planteando es necesario ir manteniendo las antiguas ilusiones o creando nuevas que nos vayan empujando a andar por la vida con una sonrisa, no sólo por lo que tenemos sino por la ilusión de lo que podamos tener.
Cuántas veces he oído aquello de “cuando no te lo plantees, lo conseguirás”, ¿esto es un consejo o una amenaza?. A mí me parece que es más peligroso el no tener ningún planteamiento en la vida que el mantener un mínimo de ilusión por algo. La cuestión es que si mantenemos ilusiones de una manera sana, es decir, no como obsesiones, seremos más capaces de ver y atrapar las oportunidades que se nos van presentando.
Lo que nos hace felices no es conseguir todo lo que tenemos, sino la ilusión de conseguirlo aunque, atención, el no tener una ilusión tampoco supone ser personas vacías. A veces, se pasa por épocas de la vida en que no hay ilusiones, épocas en las que, quizá, estamos cansados de todo el trabajo realizado y necesitamos descansar. Perdonémonos entonces y démonos una temporadita de asueto para recargar energías y volver al ataque con ilusión y fuerza.
Palabra de pensadora.
Comentarios
Un besote.
P.D: Un ruego, una suplica de este tu lector y amigo. ¿Podrías quitar la Verificación de Palabra?, es un auténtico tostonazo, sino es mucho pedir, te lo agradezco, muchas grasssias!!