BRICO EMPANADA (Lo que le puede pasar a una por valiente)
Lejos quedaron ya los plácidos de días de convivencia en el cálido nido paternal. Las gestiones e insistencia de esta pensadora dieron su fruto y en menos tiempo del esperado consiguió la vivienda con la que soñaba. Un pisito de alquiler protegido en el centro de la ciudad, con garaje y trastero. Un hogar de verdad.
Mudarse dos veces en menos de seis meses descuadra a cualquiera pero una se “ata los machos” y “tira para delante” porque la cosa es saber aprovechar las oportunidades que la vida te da, por muy poco oportuna que ella sea.
Ya sólo queda decorar. Darle a la vivienda ese toque personal, esas cuatro tonterías que la convierten en el propio hogar. Así que taladro en mano se dispuso esta valiente a colocar cortinas sin cesar.
Era domingo, tras una larga siesta de esas de pijama y orinal. Sin avisar, sin pedir consejo ni ayuda, me dispuse a agujerear el techo de la habitación. Segura de haber elegido atinadamente la hora, el lugar, las medidas y el soporte ideal para las cortinas naranjas que habrían de proteger mi sueño de la luz matinal y las miradas indiscretas.
Primer agujero: perfecto, limpio, preciso.
Segundo agujero: el taladro se encuentra con algún material más duro. Indago y consigo ver que se trata del perfil del pladur de mi techo de protección oficial. Cabizbaja me digo a mí misma que debería haber pedido consejo antes de empezar y mientras me muevo para pensar, torpemente me caigo de la silla en la que estaba encaramada con la suerte de aterrizar en la cama que me salva del posible moratón. En otro giro torpe me atraganto y “escaño” perdiendo la respiración por unos segundos eternos en los que se me ocurre:
- Primero, respirar;
- Segundo, reírme de mi torpeza
- Y tercero, ¡pedir ayuda!
Estas cosas me pasan por valiente. Si es que…
Comentarios
Por cierto, no iría usted pertrechada como la de la imagen? Lo digo más que nada porque ponerse con el taladro "entaconá" no es lo más adecuado y a lo mejor esa es la causa de la caída.
LOLINDIR: ¡su excelencia! con usted al teléfono, casi todo se mejora.
MR. PEZ: sabía yo que la imagen le haría gracia. Ya me conoce ¿me imagina a mí entaconada y más para estar por casa?.