MOMENTOS CUMBRE DEL VERANO: final del concierto de Jónsi

Ya fue un acierto mi visita al Sónar del año pasado, pero éste, este año fue acertadísima.

Salimos algo tarde desde casa de Lolíndir dirección al recinto contenedor de música y emociones que nos esperaba. Los nervios me tenían con el vello y cabello de punta y no dejaba de entrar gente al vagón de metro. Se me hizo eterno el poco tiempo que debió pasar desde que subimos hasta que se cerraron las puertas y, una vez encerrados en la cápsula transportadora, empecé a notar que el ambiente estaba festivo: todos íbamos en la misma dirección.

Finalmente, llegamos al lugar en una procesión de gente que reflejaba claramente que se trataba de una ocasión muy especial para todos. Nosotros incluidos.

Al entrar, buscaba ansiosa el escenario donde se daría lugar el concierto del sin par Jónsi. Dimos con él justo a tiempo para buscar un hueco cerca del escenario y ver cómo las linternas le iluminaban el camino al escenario donde se plantó todo él: sencillo y emotivo, como me gustan a mí las cosas.

Salté, aplaudí, canté y grité incluso al cameraman que, sin pudor alguno, se me plantó delante para grabar justo en una de las canciones que más me gustan. No se preocupen, le perdoné.

Ya hacia el final del concierto, más bien durante la última canción, mis gritos, saltos y cánticos se convirtieron en una boca abierta en signo de admiración que desembocó en un lagrimón que, traicionero él, me corrió por la mejilla para decirme que la belleza me sigue persiguiendo y que si no viene, yo siempre iré a por ella.

Las grabaciones del sónar colgadas en youtube no tienen mucha calidad, así que aquí dejo algo que se parece bastante:


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