SIGUR RÓS
Me parece a mí que a uno le tiene que gustar mucho la música para que un grupo como SIGUR ROS le cale hondo.
Conmigo lo han hecho, pero admito que soy un poquito melómana y un mucho amante de la belleza y, la verdad, cuanto más les escucho, más belleza encuentro.
Durante mi visita a Islandia tuve la suerte de salir una noche (de día) y hacer migas con unos lugareños que, en un perfecto “islandinglish”, me recomendaron a estos chicos como lo mejor del lugar y del mundo en cuanto a pop sinfónico se refiere y, la verdad, a mi entender, tuvieron razón.
Hay que visitar Islandia al menos una vez en la vida y escuchar Sigur Ros tantas veces como sea necesario hasta entender que no hay que entender nada.
Conmigo lo han hecho, pero admito que soy un poquito melómana y un mucho amante de la belleza y, la verdad, cuanto más les escucho, más belleza encuentro.
Durante mi visita a Islandia tuve la suerte de salir una noche (de día) y hacer migas con unos lugareños que, en un perfecto “islandinglish”, me recomendaron a estos chicos como lo mejor del lugar y del mundo en cuanto a pop sinfónico se refiere y, la verdad, a mi entender, tuvieron razón.
Hay que visitar Islandia al menos una vez en la vida y escuchar Sigur Ros tantas veces como sea necesario hasta entender que no hay que entender nada.
No me extraña que la música de estos chicos sea tan rara y entrañable a la vez, porque Islandia es así: llena de contrastes, días y tardes sin fin, auroras boreales, troles, focas, ballenas, frailecillos, glaciares…
Las tierras de Islandia están esculpidas por el fuego, el aire, el agua, la tierra y el hielo. De sus entrañas desprende todo un mundo mágico y místico donde los troles deciden el trazado de la única carretera que circunvala toda la isla dejando a la vista sus magníficos paisajes llenos de naturaleza y leyendas de hijas de granjeros capaces de suicidarse por salvar una hermosa cascada y su arcoiris.
De allí nace la música de Sigur Ros, tan mágica y entrañable como el país donde habitan.
Al escucharles me traslado a las interminables noches islandesas de cielos estrellados y multicolor, a sus eternos días de verano llenos de alegría y emoción y a un mundo lleno de vida al que quiero regresar.
Comentarios
Besos
http://es.youtube.com/watch?v=Rc-FWL626uI&feature=related
Fue un concierto gratuito, suelen darlos, yo estuve en un pueblecito donde habían habilitado un mini anfiteatro en una pradera porque sabían que ese año les tocaba a ellos. De verdad que si has estado allí, los entiendes y esa atmósfera se te queda grabada en el corazón.
Triste vida: bienvenid@!. A ahorrar, pues, que vale la pena.
TATO: es que estoy muuuucho mejor, aunque entre paréntesis todavía jejeej!
Islandia también tiene su cosa. Por las imágenes que he visto de Reykjiavik (¿se escribe así?), da un rollo superdepresivo, que me encanta. A lo mejor Islandia es como esos luigares que de visita están muy bien pero que para vivir en ellos...
shalom
PD: pues a música de este estilo, amigo Pez, es la que utilizo para ponerme muchas veces de fondo.
Efectivamente, Islandia es para ir, ver y volver. Eso de pasarte todo el invierno a oscuras para gente latina como nosotros, como que no.
Pero pasarte un añito, por ejemplo, yo no lo descartaría. A ver si consigo una beca o algo jejeje!
Por cierto, mi favorita de Sigur Ros es Glosoli.
Respecto a lo que decís, es especialmente recomendable el documental que ellos mismos habían hecho, Heima creo que se llama.
Un saludo, y que nos veamos alguna vez en viaje espiritual por esas tierras
Laura, es verdad que según qué temas relajan... estos chicos me tienen rota!
Normalmente "destripo" literalmente los discos. Aprendo los nombres de las canciones, salto las que no me gustan...
Con estos islandeses no puedo hacerlo. De vez en cuando pongo aquel disco y me pierdo mientras suena.
Realmente originales, la música escandinava en general da para mucho. Ahí tenemos a los daneses Apoptygma Berzerk o a los finlandeses Apocalyptica. Ambos magistrales.
Un saludo