SOBREVIVIR AL CHUPINAZO
Lo que véis, es lo mínimo que le puede pasar a tu conjunto blanco-verde el día 9 de agosto en la plaza de la catedral de Huesca. Esto sólo para empezar.
Con la edad, una va aprendiendo a huir de las botas de vino, las pandillas de jóvenachos con litros de calimocho y así consigue llegar más o menos limpia al final de la tarde.
Yo conseguí llevarme sólo unas gotitas graciosamente esparcidas por mi modelito laurentino, aún así tuve el talento de irme a duchar a casa y volver a salir, así, conseguí batir uno de mis más preciados récords, esta vez fueron VEINTIOCHO horas de juerga sin parar (exceptuando media hora de ducha) ¡dios!. Me ha costado dos días empezar a levantar cabeza y aún así, la empanada es total, pero que me quiten lo bailado que hacía años no me lo pasaba tan bien en una juerga de inicio de fiestas. Ya estamos a día doce y se me ha pasado como en un sueño.
Después de dos días de intenso descanso, hoy toca volverlo a intentar, pero sólo un ratito que el estómago aún no se ha recuperado.
A petición de Laura, dejo aquí una intantánea de la parrilla grabada en la entrada de la Iglesia de San Lorenzo. Por cierto, la pisé tres veces y de momento no me ha pasado nada raro.
Comentarios
Besos.
Un besazo ;)