OTURIA Y PADERNAS: UNA DE CAL Y UNA DE ARENA
Uno de los motivos de quienes gustamos del montañismo es el ponernos a prueba frente a los elementos. De esta manera nos enfrentamos a nuestras propias capacidades y muchas veces aprendemos auténticas lecciones de humildad porque, a veces, no queda más remedio que renunciar a un objetivo y aceptar pequeñas derrotas.
La cumbre del Oturia se presentaba como una excursión larga aunque fácil y, a pesar de los 1.000 metros de desnivel que hubimos de salvar, se dejó conquistar un soleado día dejando a la vista todos los encantos de mi amado pirineo. Los elementos no hicieron su aparición y todo fue calmo y fácil.
Al siguiente fin de semana la cosa no pintaba tan fácil. El objetivo inicial era el Salvaguardia, en el valle de Benasque. Amaneció frío, ventoso y nevado así que elegimos otra opción que, en principio, resultaba más asequible.
El pico Padernas, con poco más de 2.600m. de altitud parecía una buena elección. Allá que nos lanzamos y sufriendo los típicos resbalones culpa de las primeras nieves, poco a poco fuimos ganando altitud y disfrutando de las vistas de la zona más alta del pirineo. Con el glaciar de las Maladetas dejándose ver en su esplendor e imaginando el Aneto justo detrás, alcanzamos el collado que nos lanzaría a la ansiada cumbre. No pudo ser. Las primeras nieves y las bajas temperaturas de la noche anterior, habían formado placas de hielo imposibles de sortear, aunque hubiésemos portado crampones o piolet.
Hacía tiempo no saboreaba el agridulce sabor de una derrota montañera. Ese sentir que el esfuerzo no ha tenido recompensa, que la voluntad no es suficiente para alcanzar lo que se quiere. Pero, a pesar de la derrota, contemplé belleza allá donde pisé.
Así es la montaña, a veces llegas y a veces no: una de cal y una de arena.
Comentarios
Lo importante es intentarlo, ya sabes que la naturaleza es caprichosa sólo se deja cuando a ella le da la gana.
Un besito fuerte!
Saludos,
Cezary.
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