NO TODO SON PENAS (o mira que animan los chicos de “Arizona Baby”)
Parece que últimamente no cuento más que penas, pero no se lleven ustedes a error, queridos internautas, aquí la Pens hace más cosas además de penar por las esquinas cual pajarillo herido que quiere volver a aprende a volar… ¡AINS!.
El otro día mientras trabajaba recibí la llamada de un amigo: “Pens, nos vamos de concierto esta noche, a Sabiñánigo ¡he dicho!”.
Dicho y hecho! Sale una de trabajar, descansa un ratito, se mete en la ducha y después pelea con el armario, pelea con el secador, pelea con el rimel, pelea otra vez con el armario y, al final, pelea con los padres: “¿dónde vas? ¿así vas a salir con el frío que hace? ¿hasta Sabiñánigo hoy, si va a nevar?... aaaahhhh! Bueno! Con esa chaqueta mejor hija mía, pásatelo muy bien!”. (¡AAARRRRGGGG!!! ¿Y yo quería volver a tener quince?, ¡por dios!).
Rumbo al dichoso pueblo coronamos el puerto de Monrepós bajo una inquietante llovizna algo blanquecina, pero somos valientes y positivos: no es nieve, es que como hay luna llena las gotas reciben su reflejo y parecen copos de nieve pero no, sólo es agua. Ilusos.
Llegamos al local y la primera impresión es que la cosa no va a tener mucho éxito, hay poca gente. A la media hora llegan los chicos de la banda “Arizona Baby” y no puedo evitar comparar la estética del cantante con el malogrado Jerry García de “Grateful Dead”, pienso: “igual van de ese rollo, entonces gozaré”.
Tampoco estaba muy alejada. Me encantaron. Hicieron las delicias de mis oídos con sonidos áridos, desérticos… una mezcla folk-psicodélica que me extraña pueda dejar a nadie indiferente. Tres virtuosos unidos: una voz más que versátil, un virtuoso de la guitarra y un percusionista la mar de hábil que daba el toque coral a todos los temas con muchísimo tino.
Como no sé describirlos bien, voy a dejar que lo hagan otros por mí, así que si desean ustedes más información, por favor, pinchen AQUÍ y AQUÍ.
Un ¡hurra! por Arizona Baby, estos chicos harán algo, me encantaron.
Por cierto, lo que es la contradicción humana. Comentario materno del día siguiente: “¡que pronto llegaste anoche, hija!”… si es que nunca están contentas.
El otro día mientras trabajaba recibí la llamada de un amigo: “Pens, nos vamos de concierto esta noche, a Sabiñánigo ¡he dicho!”.
Dicho y hecho! Sale una de trabajar, descansa un ratito, se mete en la ducha y después pelea con el armario, pelea con el secador, pelea con el rimel, pelea otra vez con el armario y, al final, pelea con los padres: “¿dónde vas? ¿así vas a salir con el frío que hace? ¿hasta Sabiñánigo hoy, si va a nevar?... aaaahhhh! Bueno! Con esa chaqueta mejor hija mía, pásatelo muy bien!”. (¡AAARRRRGGGG!!! ¿Y yo quería volver a tener quince?, ¡por dios!).
Rumbo al dichoso pueblo coronamos el puerto de Monrepós bajo una inquietante llovizna algo blanquecina, pero somos valientes y positivos: no es nieve, es que como hay luna llena las gotas reciben su reflejo y parecen copos de nieve pero no, sólo es agua. Ilusos.
Llegamos al local y la primera impresión es que la cosa no va a tener mucho éxito, hay poca gente. A la media hora llegan los chicos de la banda “Arizona Baby” y no puedo evitar comparar la estética del cantante con el malogrado Jerry García de “Grateful Dead”, pienso: “igual van de ese rollo, entonces gozaré”.
Tampoco estaba muy alejada. Me encantaron. Hicieron las delicias de mis oídos con sonidos áridos, desérticos… una mezcla folk-psicodélica que me extraña pueda dejar a nadie indiferente. Tres virtuosos unidos: una voz más que versátil, un virtuoso de la guitarra y un percusionista la mar de hábil que daba el toque coral a todos los temas con muchísimo tino.
Como no sé describirlos bien, voy a dejar que lo hagan otros por mí, así que si desean ustedes más información, por favor, pinchen AQUÍ y AQUÍ.
Un ¡hurra! por Arizona Baby, estos chicos harán algo, me encantaron.
Por cierto, lo que es la contradicción humana. Comentario materno del día siguiente: “¡que pronto llegaste anoche, hija!”… si es que nunca están contentas.
Comentarios
Un besazo grande, grandísimo.