UNA EPOCA, UN MOMENTO, UNA CANCIÓN: INDEPENDENCIA
La primera vez que ejercí mi independencia como presunta o futurible adulta fue a los 19 años.
Para entonces, como cualquier alma cándida de esa edad, estudiaba y trabajaba los veranos para sacarme mis cuartitos destinados a esos caprichillos adolescentes de discos, libros y viajecillos con el noviete.
Así pues, un verano tuve la suerte de ser contratada por un comerciante latinoamericano que había establecido un negocio que consistía en la venta de instrumentos de masaje en ferias repartidas por la geografía nacional.
El caso es que me pasé el verano viajando por la península, de feria en feria, vendiendo los dichosos aparatitos.
La parada que recuerdo con más cariño fue la de Barcelona, pasé allí unos diez días, con un stand montado en el puerto a un paso de las ramblas, yo y mi compañera cuyo nombre, lamentablemente, no recuerdo. Pero a ella sí la recuerdo muy bien, era bajita, morena y encantadora, era de Estepona e hicimos migas desde el primer día.
Una tarde, sentadas al sol esperando clientela, nos enteramos de que esa noche actuaban en la ciudad los Cramberries, grupo que estaba muy de moda. Así que sin pensarlo dos veces, pagamos a una chavalita hija del hombre del stand de al lado para que nos cubriese y nos fuimos al concierto que disfrutamos de lo lindo.
Cramberries es un grupo del cual no he seguido la carrera fervientemente, pero su canción Dreams, es como un himno, cada vez que suena en un bar hay alguien que la conoce y suele desarrollarse un clima especial de exaltación de la amistad, o así me lo pienso yo que soy una soñadora.
Cada vez que escucho la canción, recuerdo Barcelona, las ramblas, es stand del puerto y esa chica de Estepona sin nombre.
Para entonces, como cualquier alma cándida de esa edad, estudiaba y trabajaba los veranos para sacarme mis cuartitos destinados a esos caprichillos adolescentes de discos, libros y viajecillos con el noviete.
Así pues, un verano tuve la suerte de ser contratada por un comerciante latinoamericano que había establecido un negocio que consistía en la venta de instrumentos de masaje en ferias repartidas por la geografía nacional.
El caso es que me pasé el verano viajando por la península, de feria en feria, vendiendo los dichosos aparatitos.
La parada que recuerdo con más cariño fue la de Barcelona, pasé allí unos diez días, con un stand montado en el puerto a un paso de las ramblas, yo y mi compañera cuyo nombre, lamentablemente, no recuerdo. Pero a ella sí la recuerdo muy bien, era bajita, morena y encantadora, era de Estepona e hicimos migas desde el primer día.
Una tarde, sentadas al sol esperando clientela, nos enteramos de que esa noche actuaban en la ciudad los Cramberries, grupo que estaba muy de moda. Así que sin pensarlo dos veces, pagamos a una chavalita hija del hombre del stand de al lado para que nos cubriese y nos fuimos al concierto que disfrutamos de lo lindo.
Cramberries es un grupo del cual no he seguido la carrera fervientemente, pero su canción Dreams, es como un himno, cada vez que suena en un bar hay alguien que la conoce y suele desarrollarse un clima especial de exaltación de la amistad, o así me lo pienso yo que soy una soñadora.
Cada vez que escucho la canción, recuerdo Barcelona, las ramblas, es stand del puerto y esa chica de Estepona sin nombre.
Comentarios
Un saludo, y bienvenid@.
Ainssssssssssss! Con qué poco éramos felices!!
(¿somos?)
Saludos a tod@s.
Besitos guapa!