INCERTIDUMBRE


Ese plazo que va desde que te das cuenta de que algo puede ocurrir o está ocurriendo hasta que el hecho se materializa. Ese es el momento de incertidumbre.

Es la incertidumbre uno de nuestros pensamientos más inevitables e irracionales a la par. Son momentos en los que no somos objetivos, porque no sabemos qué está pasando y sin embargo ya estamos sufriendo por ello.

La espera de un diagnóstico médico.

La espera desde el momento en que te das cuenta de que tu relación no va bien hasta su resolución final, sea romper o sea adaptarse.

Esperar a que te llamen de esa última entrevista de trabajo.

Esperar los resultados de un examen.

Quien más y quien menos, nos ponemos nerviosos o pasamos momentos de tensión durante estos plazos de espera y cuando por fin conocemos el desenlace con resultado bueno o malo, todo se relaja y podemos permitirnos tanto reír y celebrar como llorar y penar.

Como quiera que sea, lo mejor es intentar ser objetivos e intentar aplacar nuestras incertidumbres pensando únicamente en lo que tenemos en la actualidad sin intentar hacer cábalas sobre nuestro futuro pues, como ya comenté una vez, el futuro es lo único que no conocemos e imposible de predecir.

Comentarios

ELECTRA ha dicho que…
ojala pudieramos ser tan objetivos, aunque creo que mas bien se trata de entrenarse, dificil...
Johannes A. von Horrach ha dicho que…
Ésta me la sé, jajajaj. No, lo que parece es que los humanos hacemos cualquier chaladura para escapar de la incertidumbre. Antes que sumergirnos en sus efectos perturbadores, preferimos aceptar cualquier cosa con tal de que nos dé cierta estabilidad. No me refiero a la incertidumbre sobre algo concreto (un diagnóstico, un amor, etc), sino en general, el no saber si podemos estabilizarnos en algo, en si un mínimo de estabilidad es o no posible.

shalom
PENSADORA ha dicho que…
Ahí le has dado electra, es cuestión de entrenamiento.

Horrach, la cuestión es que cuanto más hacemos por escapar de la incertidumbre más nos sumergimos en ella.
El Pez Martillo ha dicho que…
Pensadora, más que sumergirnos, yo hablaría que nos hundimos en ella. A lo que apunta Horrach, creo, no es a hundirse, sino a bucear. Hay una gran diferencia, puesto que hunidéndose ya se sabe cómo se termina: ahogándose.
PENSADORA ha dicho que…
AMIGO PEZ! sumergirse y después bucear, pero sin hundirse ni ahogarse, esa es la cuestión.
Anónimo ha dicho que…
Esto de la incertidumbre y preocupación me recuerda el típico proverbio absurdo que se suele usar en estos casos:
"Si tiene solución, por qué te preocupas?.. y si no tiene solución, por qué te preocupas?"

Y si la solución pasa por que te preocupes..?
Laura ha dicho que…
Desde luego que no hay nada peor que la incertidumbre. Yo me he propuesto ser objetiva y vivir las cosas como van saliendo, sin adelantarme a nada. Lo que tenga que ser, será. Besos.
Johannes A. von Horrach ha dicho que…
Anónimo, estoy de acuerdo con tu reflexión: el preocuparse es el motor, la dinámica, que puede aportar una solución. Lo otro es un simple fijarse en la incertidumbre entendida como puro no decidir nada.

shalom
PENSADORA ha dicho que…
A ver chicos, que igual no se me entiende.

Lo que dice Laura está muy cerca de mi idea.

No vale de nada adelantar acontecimientos sobre los cuales no tengas una certeza real, preocuparse por algo que no es objetivo sólo nos lleva a producir una ansiedad que mal controlada se puede convertir en insana.

Todo lo sé por experiencia, que yo misma he sufrido en mis carnes las consecuencias de una preocupación en exceso por algo que no podía controlar, hasta que un día una persona muy sabia me propuso que cada vez que me sintiera ansiosa me preguntara a mí misma ¿qué pruebas objetivas tienes de que eso que te preocupa pueda suceder?, la respuesta suele ser "ninguna" y entonces la ansiedad desaparece.

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