LA GUAPA DEL BARRIO
- Venga al taller que hay una emergencia!
Y allá que fui rauda imaginándome algún mecánico herido o un vehículo ardiendo. Pero no.
En el motor de una Mercedes-Benz Vito, escondida entre tubos y con carita asustada estaba ella. Una preciosa gatita de no más de un mes, blanca y negra. Preciosa.
Nadie se atrevía a sacarla del motor, pero era importante sacarla de allí pues había que arrancar el vehículo y si lo hacíamos la pobre terminaría hecha puré de gato, así que la cogí como pude del entuerto en que ella misma se había metido y, lo juro, intenté no mirarla porque sabía lo que pasaría.
La escena fue inevitable, la miré, me miró y me enamoré. Sólo dudé un poquito, había tres opciones: regalarla a los del taller de al lado donde llevaría vida de callejera, dejar que se la llevara algún mecánico para mat… (no lo quiero ni pensar) o quedármela.
Un cuarto de hora después ya estaba acomodada en mi regazo durmiendo a pierna suelta mientras yo terminaba la jornada matinal.
Y así, Merche (nombre en honor al vehículo donde la encontré), se convirtió en mi compañera de piso y alegría de mis mañanas y tardes.
Esta mini felina pasa sus días solita con toda la casa para ella, pero aún así cuando llego yo, sabe reclamar su espacio a la perfección. Es esquiva y graciosa, le encanta cazar grandes insectos y desde que está aquí ya no tengo problemas de polillas.
Esta gatita mía vale un valer. Sólo me molesta cuando está en celo y le dejo hacer que bastante tiene con no encontrar ningún macho en la redolada que la libere de su ansia sexual. Se pone frenética y se pasa el día enseñando sus cuartitos traseros y rascándose en cualquier superficie disponible, incluida yo misma.
Cuando más disfruto de ella es durante el invierno. Cuando el frío aprieta, nos acurrucamos las dos en el sofá para darnos calor y, aunque no sustituye totalmente según que carencias, hace un papel estupendo para coger el sueño al son de su ronroneo.
Un ¡hurra! por mi Merche, la guapa del barrio de San Lorenzo.
Y allá que fui rauda imaginándome algún mecánico herido o un vehículo ardiendo. Pero no.
En el motor de una Mercedes-Benz Vito, escondida entre tubos y con carita asustada estaba ella. Una preciosa gatita de no más de un mes, blanca y negra. Preciosa.
Nadie se atrevía a sacarla del motor, pero era importante sacarla de allí pues había que arrancar el vehículo y si lo hacíamos la pobre terminaría hecha puré de gato, así que la cogí como pude del entuerto en que ella misma se había metido y, lo juro, intenté no mirarla porque sabía lo que pasaría.
La escena fue inevitable, la miré, me miró y me enamoré. Sólo dudé un poquito, había tres opciones: regalarla a los del taller de al lado donde llevaría vida de callejera, dejar que se la llevara algún mecánico para mat… (no lo quiero ni pensar) o quedármela.
Un cuarto de hora después ya estaba acomodada en mi regazo durmiendo a pierna suelta mientras yo terminaba la jornada matinal.
Y así, Merche (nombre en honor al vehículo donde la encontré), se convirtió en mi compañera de piso y alegría de mis mañanas y tardes.
Esta mini felina pasa sus días solita con toda la casa para ella, pero aún así cuando llego yo, sabe reclamar su espacio a la perfección. Es esquiva y graciosa, le encanta cazar grandes insectos y desde que está aquí ya no tengo problemas de polillas.
Esta gatita mía vale un valer. Sólo me molesta cuando está en celo y le dejo hacer que bastante tiene con no encontrar ningún macho en la redolada que la libere de su ansia sexual. Se pone frenética y se pasa el día enseñando sus cuartitos traseros y rascándose en cualquier superficie disponible, incluida yo misma.
Cuando más disfruto de ella es durante el invierno. Cuando el frío aprieta, nos acurrucamos las dos en el sofá para darnos calor y, aunque no sustituye totalmente según que carencias, hace un papel estupendo para coger el sueño al son de su ronroneo.
Un ¡hurra! por mi Merche, la guapa del barrio de San Lorenzo.
Comentarios
Me ha encantado la historia de Merche. Jo, es muy emotiva! me alegro un montón de que decidieras llevarla contigo aquel día.
Por cierto, es un rato guapa ¿eh? como la dueña ;)
Un beso
Me gustan mucho todos los animales, aunque yo soy más de perros (como es sabido, los hombres nos parecemos más a ellos y vosotras más a los gatos 'sin mala intención'). En todo caso la gata es chula y su compañía sin duda mucho más.
PD: las pastillas para lo del celo quizás te podrían ahorrar algún disgusto futuro (como que te hagan abuela :)
shalom
PD: ¡¡que viva John Zorn, que bendice Mallorca el día 6!!
http://es.youtube.com/watch?v=VLRcr5An5xY&feature=related
Que sepa usted, Pensadora, que tiene en casa tres animales en uno: una gata que araña y que es mona (ahora que lo pienso, cuatro tal vez, sobretodo cuando está en celo y se pone cerda, jajajaj).
Horrach, ya he leído su entrada y ¡SI!, si es lo que quería, me da MUCHA ENVIDIA y nada sana por cierto.
Elena, gracias por pasarte, te he hecho una visitilla, ¡que perrita más mona tienes!.
Anónimo: ya he oído hablar de lo de las pastillas, pero, sinceramente, no me importaría ser abuela... ¡bien mona yo, abuela a los 32!.
Por cierto, me acabo de acordar de que esas pastillas acaban produciéndoles cáncer y de que es mejor (en caso de) la castración.
Pero mejor dejarla así con sus "días", si acabas en familia numerosa siempre puedes intentar aprovechar y pedir los beneficios, je..
Saludos
Un saludo, Pensadora. Se te lee con mucho gusto.
(La Merche se parece a mi Lucila, los mismos ojos de lista tiene)
Javi: gracias por pasarte y por tu relato... ¡que majos somos!.
Horrach! que te me vaaaaassss!!! jejeje! ¿recuerdas una canción de siniestro total que abogaba por la extinción humana?
De los Siniestro, ¿recuerda 'Esta vida es una mierda'? Es de mis favoritas (tiene inspiración nietzscheana, no es coña).
shalom
También me gustaba mucho siniestro total durante la juventud, los ví en directo aquí en Huesca y pocas veces he saltado tanto como aquel día.
besitos y besitos a la gatita